Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
La rentabilidad política del encuentro entre los presidentes Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador fue contingente para el primero; estructural para el segundo. Trump enfrenta una reelección muy complicada, cualquier ventilador que lo oxigene le ayuda, pero tal parece que el apoyo de López Obrador no será significativo para relanzar su campaña. Por el contrario, Andrés Manuel obtuvo una rentabilidad enorme.
No se trata solamente de los discursos, aunque Trump aprovechó para allegarse en lo posible el voto hispano y López Obrador leyó una pieza que se convertirá en histórica: por primera vez el nacionalismo mexicano resonó en la Casa Blanca. Abraham Lincoln y Benito Juárez fueron pares. Más que George Washington, Lincoln es el benemérito de Estados Unidos, Juárez lo es de las Américas. López Obrador impuso supremacía elocuente frente a un supremacista.
En la cocina de los convenios López Obrador se impuso. La conversación de inversiones en México por parte de empresarios gringos abre posibilidades inéditas desde otras reglas que fueron impugnadas hace muy pocas semanas. Hay nuevas reglas de inversión y hay que acatarlas trasnacionalmente.
Políticamente, Andrés Manuel, al recibir la ofrenda de César Duarte, destruyó electoralmente al PRI. Después de Emilio Lozoya y Duarte el PRI six feet under. ¿Quién se aliará con el PRI en las elecciones de 2021? Ni Movimiento Ciudadano ni el PAN ni el PRD apostarán a sepultar su sobrevivencia como partidos en una reunión suicida.
El siguiente golpe es furioso, aunque no rápido. Andrés Manuel López Obrador va a respetar sus acuerdos electorales con Enrique Peña Nieto pero, cuando habló en Washington de agravios no se refería a Trump y sus estupideces en contra de los mexicanos en su primera campaña, se refería a Felipe Calderón Hinojosa. El “haiga sido como haiga sido” no se olvida. Y aunque el PAN no considere a Calderón panista, arrastran cobija y ensuciado apellido.
Los comentócratas, esos pobres pendejos, creen que influyen en la vida política del país. La comentocracia, como forma de gobierno mediática, como república mediática, nunca ha existido, nunca impusieron ideología. Ahora los chayoteros van desnudos por la plaza pública y no se han enterado. El verdadero poder de persuasión sigue en otro lado: Televisa, TV Azteca, Multimedios… y, sobre todo, las redes sociales.
Desde Washington el presidente inauguró el 2021 mexicano y la derecha y sus testaferros no lo entienden. Andrés Manuel termina un ciclo y empieza otro: ya no es sólo la lucha contra la corrupción, ahora se trata de castigar la impunidad. López Obrador reloaded. Lincoln no le enseñó a Juárez a hacer política. Juárez no le enseñó a Lincoln a hacer política. Tal vez Trump, después de girar en la uña de López Obrador, aprenda algo.