Por Félix Cortés Camarillo
Mi abuela diría que lo que estamos viviendo en la Ciudad de México es una sopa de su propio chocolate, aunque debió haberme explicado que esas famosas sopas son pedazos de pan remojados en la dulce bebida de cacao que en sus orígenes prehispánicos era fría, amarga y aguada para calmar la sed.
El plantón light que ayer estaba bloqueando el acceso de todo mundo al corazón del país, el Zócalo, es razonablemente sospechoso, aunque se parezca mucho al bloqueo que por meses mantuvieron los seguidores del hoy presidente, afectando la vida y la economía de un buen sector del paseo de la Reforma.
El mismo López Obrador, a quien el sarcasmo no se le da mucho, ha despreciado la manifestación que conduce una confusa institución que se hace llamar Frenaa, por frente nacional anti Andrés Manuel al hacer referencia clasista a que es un movimiento de automovilistas, como si la libertad de expresión estuviera reservada para los peatones.
Lo evidente es que la expresión de respeto a su derecho a manifestarse es una medida inteligente del presidente López: nada más eso faltaba que esta marcha y plantón fuese reprimida por la policía. Desde luego, el contingente no es la magnitud que sus organizadores presumen. Desde luego, también, yo apuesto doble contra sencillo a que el plantón no llegará, como les sugirió el presidente López, hasta la realización de las votaciones sobre la revocación de mandato. Ahora bien, la promesa de mantener el plantón hasta que renuncie López Obrador es tan ingenua como la justificación que la señora Scheinbaum y el presidente mismo ofrecen para haber impedido el paso hacia el Zócalo: dizque se hizo así para protegerlos de los vándalos que son convocados por los activistas del presidente que en más de una ocasión han infiltrado estas marchas causando daños y lesiones.
Este tipo de movilizaciones siempre nos lleva a buscar la pista del dinero. Las tiendas de campaña, que no todas estaban ayer habitadas, no surgieron de la nada. Cuestan dinero, y el vocero más visible de los manifestantes ha dicho que todavía tienen más. Creo que el sustento ideológico de esta marcha es tan extremista e irrazonable como las provocaciones que se han dado ya sobre la avenida Juárez.
Simultáneamente se está dando una muestra de la endeble estructura de Morena, en donde la rebatinga por la presidencia de su dirigencia provoca que la nave comience a hacer agua. Porfirio Muñoz Ledo se ha ido aparentemente a la yugular de Marcelo Ebrard, aparente delfín de un presidente sin cuya presencia en Morena le hará desaparecer. Morena es una cobija de la que todos los que se encuentran por ella cubiertos jala para su lado.
Por lo pronto, lo de la sopa y el chocolate parece ratificar la sabiduría de mi abuela.
PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿puede realmente documentar las 28 mil firmas que suscriben la carta de respuesta a los 650 firmantes de la denuncia primera? ¿Le va a contestar con el poder de su firma a su antiguo compañero de lucha el señor Sicilia?
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