Por José Jaime Ruiz
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@ruizjosejaime
Luis Donaldo Colosio Riojas aprendió mucho, quiero suponerlo, de la condición humana o, para ser balzacianos, de la comedia humana, casi “une ténébreuse affaire”. Colosio sabe muy bien que esto apenas empieza y el PRI medinista (Rodrigo Medina, Francisco Cienfuegos y Adrián de la Garza) seguirá machacando su candidatura y su persona.
En un artículo anterior cuestioné: “Luis Donaldo Colosio Riojas, Samuel García Sepúlveda, ¿le creen a Rodrigo, Paco y Adrián? El clásico diría: Yo tampoco”. El candidato de Movimiento Ciudadano lo sabe mejor que yo porque afirma: “Estamos convencidos de que su guerra sucia no va a acabar, que apenas están calentando motores y, a pesar de que es lamentable, pues tampoco nos vamos a dejar”.
Contra todo el montaje inventado por el PRI medinista en contra de Luis Donaldo, el candidato a la gubernatura, Adrián de la Garza, al despedirse de la alcaldía respaldó la residencia regia de Colosio. En realidad ya habría qué cambiar esas reglas de “residencia”, como sucede en Jalisco o en la Ciudad de México. Más que residencia prefiero la palabra arraigo. Quien no tiene arraigo, nada puede ofrecer en la boleta. Arraigo como fijación fuerte, firme, duradera. Simple: echar raíces.
Francisco Cienfuegos, el candidato priista a la capital de Nuevo León, es el campeón del salto de residencia ya que vivió (y vive) en San Pedro Garza García; afirmó vivir en Mina, Nuevo León, para poder comprar ejidos alrededor de lo que sería el Penal; luego rentó casa en Guadalupe para contender por la alcaldía; vivió en su quinta del municipio de Santiago; ahora renta otra casa en Monterrey para cumplir el requisito de la “residencia”. Y, sin embargo, nadie le puede objetar a Paco que no tiene arraigo.
El PRI medinista tuvo que recular en su afán de aniquilación en contra de Luis Donaldo. Poco le entienden a la política nacional. Colosio tiene padrinos de facto, como Alfonso Durazo, y personajes de la 4T que lo estiman, como Julio Scherer Ibarra y el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador.
Luis Donaldo, un muchacho de bien, puede estar dolido con otros cercanos, como Ricardo Canavati, quien prefirió traicionarlo al hacerse cómplice de Paco Cienfuegos. Las evidencias ahí están: negoció que su hijo Ricardo Canavati Hadjopulos contendiera por el Distrito 2 para una diputación priista local. También influyó para que el suplente de Luis Donaldo en el Congreso, Marco Decanini, dejara la bancada de Movimiento Ciudadano y se pasara al PRI.
Una semana de maldad para Luis Donaldo Colosio Riojas. Al menos ya sabe que en “el baile del poder, el traidor encabeza la danza”.