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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Las apariencias engañan la mayoría de las veces;
no siempre hay que juzgar por lo que se ve”
Molière

Al inicio del sexenio de Sócrates Rizzo, cuando venían de visita funcionarios federales, gobernadores de otros Estados o visitantes distinguidos, al entonces flamante gobernador le daba por ordenar a su chofer y escoltas que bajaran de su auto y le dejasen conducir, acompañado únicamente de su invitado. Lo hacía con un doble propósito: aprovechar un momento de privacidad, pero sobre todo aparecer ante los reporteros como un funcionario público sin poses.

El asunto le funcionaba bien, he de aceptarlo, hasta que un día al mediodía el Gobernador iba a comer a su casa y de la nada decidió repetir el cuento, pero ahora sin ningún invitado y aunque en aquella ocasión nos tomó a todos por sorpresa, a las pocas horas su equipo de seguridad y varios de sus colaboradores le convencimos de dejar de hacerlo por los múltiples riesgos que implicaba; por fortuna dejó de hacerlo.

La historia viene a cuento porque ayer, por segundo día consecutivo, nuestro actual Gobernador, Samuel García, ha andado en la punta del mitote encabezando operativos para descubrir y clausurar tomas de agua clandestinas en municipios rurales del estado.

En medio de la crisis del agua suena bien, sin embargo en un ejercicio de responsabilidad habría que detenerse a pensar en la utilidad práctica de que sea el mismísimo Jefe del Ejecutivo el que ande encabezando operativos de ese tipo:

No creo, lo digo sinceramente, que el detectar y clausurar una toma clandestina sea un notición de ocho columnas; debería ser labor de todos los días y para ello se supone que Agua y Drenaje tiene empleados asignados. Tampoco considero que sea un gran logro gubernamental como para transmitir en directo “urbe et orbi”.

Adicionalmente también debemos considerar que el simple traslado por carretera implica el colocar en riesgo al Gobernador de manera innecesaria y jugársela ante un posible accidente de tránsito y, finalmente, tomar en cuenta que los malandros son malandros y que si se están robando algo, así sea agua, es posible que estén armados y que llegando puedan intentar detenerlos a punta de balas.

¿Qué necesidad hay de que Samuel esté ahí?

Se queja el Doctor García Sepúlveda de que “si hace porque hace y si no hace porque no hace”, pero aquí hay que delimitar los alcances y responsabilidades y con ello entender que a él le corresponde ordenar y en todo caso supervisar, más no ejecutar, para lo cual debe delegar en sus subordinados.

Dicho en otras palabras y con todo respeto, debe dejar de aparentar que hace para verdaderamente hacer cosas como ordenar y dejar que la burocracia cumpla con su función, porque lo que es más cierto aún es que a los nuevoleoneses nos resulta bastante caro el que el Gobernador ande de fontanero, cazando fugas de agua.

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// Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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