
La queja de una bailarina del Bar Harem fue el motivo por el cual dos centroamericanos, uno salvadoreño y el otro guatemalteco, fueran ejecutados por guardias del antro, que después abandonaron sus cuerpos sobre la Avenida Morones Prieto, en Guadalupe.
A los detenidos, supuestos integrantes del Cártel del Noreste que están en el Penal del Topo Chico, por portación de armas y drogas, se les ejecutó una orden de aprehensión por el delito de privación ilegal de la libertad en su carácter de secuestro.
Édgar Armando Martínez Aganza, de 25 años, apodado "El Durango", y Édgar Arnoldo González Valencia, de 30, operaban desde este antro de vicio que se localiza por la Avenida Madero en Monterrey, y ayer fueron presentados ante un Juez de Control para que rindan su declaración sobre los cargos que se les imputan.
Estos sujetos le quitaron la vida a balazos a Roberto Alcántara Echeverría, originario de Honduras, y a Luis Fernando López Dávila, de Guatemala.
Roberto y Luis entraron al bar a tomarse unas cervezas, pero discutieron con una mujer de la vida galante, quien ofendida se quejó con los guardias.
Estos les propinaron una fuerte golpiza durante 30 minutos aproximadamente, y mal heridos los entregaron a los que decían ser sicarios de un peligroso cártel que opera en la entidad.
Estos se los llevaron y los abandonaron en el Bulevar Miguel de la Madrid, a la altura de la Colonia Jardines de Guadalupe, con sus respectivos balazos.
Los ministeriales les siguieron la pista; en noviembre pasado fueron detenidos con dosis de cocaína y mariguana, así como armas de fuego de alto poder.
Los dos detenidos eran investigados por la Unidad Especializada Antisecuestros.
Los dos centroamericanos fueron asesinados a balazos y el mismo 13 de octubre a las 1:55 horas encontraron sus cuerpos.