¿A quién le importa la discusión entre un malísimo actor y una persona que no es actriz? Sólo a la civilización del espectáculo. Sergio Goyri debió cobrar por su comentario porque su comentario dio buenas ganancias a Netflix.
Sergio: “Pinche india”.
Yalitza Aparicio: “Yo estoy orgullosa de ser una indígena oaxaqueña y me apena que haya personas que no sepan el significado correcto de las palabras”.
Goyri: “Lo único que quiero decir es que nunca hubo dolo por parte mía de ofender a nadie. Le pido una gran disculpa a Yalitza que se merece eso y mucho más… Para mí es un honor que un mexicano esté nominado al Oscar”.
Sergio no estará nominado a nada, no lo merece. Sí Aparicio que no hizo ningún papel. No se trata de indígena ni de piel ni de color ni de eso: Yalitza no es Irene Papas, Meryl Streep u Ofelia Medina. Es un personaje mediocre usada y abusada, al fin sirvienta, por Alfonso Cuarón y Netflix.
¿Cuánto le ha invertido Netflix a los premios europeos y al Oscar?
La fotografía de Cuarón nada rebasa. Su narrativa, menos. Releer a José Emilio Pacheco, cantar con Café Tacuba sobre la Roma es mejor. También el vampiro que habitaba por ahí de Luis Zapata.
Los mediocres se juntan: Goyri y Aparicio. Netflix gana: ya entró a las nominaciones europeas y a Hollywood. Alfonso Cuarón, otro instrumento. ¿Roma? ¡Por favor!
@ruizjosejaime