La expresión es de Jean de la Bruyere, autor de Los caracteres: “Si la pobreza es la madre de los crímenes, la falta de espíritu es su padre”.
Ha crecido otra vez la violencia en mi tierra; la situación se percibe peor que en los tiempos de Rodrigo Medina. Demasiada sangre está corriendo, inclusive en el municipio que por su potencia empresarial parecía blindado, San Pedro Garza García.
Hay problemas económicos, cada día más gente sin empleo —y por lo tanto sin esperanza— en el otrora pujante Nuevo León. La crisis, sin duda, es la madre de los crímenes.
Pero tiene la inseguridad brutal un padre: el gobierno que no llega a ser fallido, pero al que no cabe calificar de exitoso de un hombre al que respeto y aprecio, Jaime El Bronco Rodríguez.
Jaime está rebasado. Ojalá el presidente de México le comparta no solo su optimismo, sino su capacidad operativa.
Andrés Manuel debe hacer de Nuevo León una de sus prioridades. El Bronco solo nomás no puede. No ha podido. Es la verdad y hay que expresarla con toda claridad.
Para que Nuevo León no se pierda —si se pierde, se perderá todo México— el presidente López Obrador debe tomar el control, a través de su delegada Judith Díaz, a través de Alfonso Romo o de Tatiana Clouthier. Por medio de quien sea, pero Andrés debe salir al rescate de un Bronco que ya no da más. ¿O todavía tiene Jaime Rodríguez fortaleza interna para superar la tormenta?
@FedericoArreola