Netflix quiso que todos los caminos condujeran a Roma, fracasó anoche, pero ganará mañana. La tecnología derrotará a las salas de cine, como la televisión derrotó a la radio y la Internet a la televisión. Los medios, como el libro impreso, seguirán subsistiendo, pero las plataformas, el streaming, desplazará la visita a las dulcerías de los cines y a la pantalla colectiva.
No habrá dolor en nostalgias, lo que viene es la individualización permanente, una Matrix sublimada. Ya la padecemos en los móviles, tabletas y compus. Si hay algo qué apreciar en Roma es la metáfora de la fractura. Lo demás es menor. Hollywood consagró a Alfonso Cuarón, pero en la civilización del espectáculo significó la decadencia de la industria del cine.
Diego Luna, en un pensamiento, como decían los antiguos, tercermundista, erróneo, provinciano en el sentido totalmente romano (término que despreciaba José Emilio Pacheco), desde la exaltación afirmó: “Ya se puede hablar español en los Oscar. Ya nos abrieron las puertas y ahora no nos van a sacar”. Ingenuo Diego.
La realidad es que Hollywood le abrió la puerta a Netflix… y no los van a sacar. Netflix, con Roma, asumió Hollywood y Hollywood quiso sacudirse a Netflix dándole a Alfonso Cuarón su reconocimiento, pero no a Netflix. Sólo hay qué revisar los premios. Decadente, Hollywood se quiso a sí mismo, a su espectacularidad, por eso Queen y Lady Gaga.
Netflix no ha aprendido de Hollywood que, dentro de su frivolidad, ha dado enormes aportaciones a nuestra humanidad, como Chaplin, Orson y Kubrick, por mencionar sólo a tres. Hollywood se renovó con el cine europeo y japonés, y se convirtió en incluyente. Las premiadas 2019 son un ejemplo de que la diferencia cuenta y la anormalidad nos vuelve más humanos.
En tres años, vaticino, Netflix devorará a Hollywood. Roma fue el virus, Hollywood nada pudo hacer, más que premiar su declive. La industria de la producción seguirá vigente, la poderosa industria de la distribución, caduca. Hollywood premió a Cuarón, Netflix fracasó con Yalitza.
@ruizjosejaime