La guerra en Afganistán ha dejado para Estados Unidos la pérdida de más de dos mil vidas y un gasto de casi mil millones de dólares, pero el público estadounidense recibe cada día menos información clave sobre ese conflicto armado, indicó una fuente castrense.
El Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar), creado por el Congreso para auditar el gasto de Estados Unidos en la guerra, indicó que se han perdido más de dos mil 200 vidas y el gasto en pertrechos supera los 840 mil millones de dólares, según reportó la emisora pública NPR.
El informe del Sigar de este miércoles, con datos de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, reveló que en 2018 hubo un récord de víctimas civiles, con 10 mil 993 casos documentados, lo que representa cinco por ciento más que en 2017.
El 63 por ciento de los casos se atribuyó a grupos antigubernamentales como los talibanes, mientras que el 14 por ciento es atribuible a las fuerzas de seguridad afganas y el seis por ciento a las fuerzas militares internacionales, y según el reporte, las bajas civiles disminuyeron bruscamente a principios de 2019.
En su anterior reporte trimestral, el Sigar publicó información sobre las áreas de Afganistán bajo control del gobierno afgano y bajo control de los talibanes, y precisó que, de noviembre de 2015 a octubre de 2018, el área dominada por las autoridades se redujo del 7 al 54 por ciento de los distritos.
Sin embargo, este miércoles precisó que la misión liderada por la OTAN en esa nación del sur de Asia “notificó formalmente a SIGAR que ya no está evaluando el control o la influencia de los insurgentes o gobiernos a nivel de distrito”, al considerar que esos datos “tenían un valor limitado” para la toma de decisiones.
El SIGAR señaló a la emisora NPR que el ejército estadounidense declaró que existe cierta “incertidumbre en los modelos” que producen estos datos, pero a pesar de ello, eran la única medición no clasificada que permitía “rastrear constantemente los cambios en la situación de seguridad en el terreno”.
Este año, Estados Unidos abrió conversaciones con representantes de los talibanes, con la esperanza de que esa milicia y el gobierno afgano llegaran a un acuerdo de paz, pero la situación ha sido descrita por altos funcionarios militares estadunidenses durante mucho tiempo como “un estancamiento”.
De acuerdo con el informe presentado este miércoles, en el último trimestre “los ataques iniciados por el enemigo aumentaron considerablemente”, un 19 por ciento, entre noviembre de 2018 y enero de 2019, lo que revela que “Afganistán experimentó una mayor inseguridad durante los meses de invierno”.
Desde octubre de 2017, los reportes han excluido datos de víctimas de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional de Afganistán, evaluaciones de desempeño de las ramas de seguridad afgana, información operacional sobre el ejército afgano e informes sobre la lucha contra la corrupción del Ministerio del Interior.
En enero pasado, un portavoz militar estadounidense declaró que el SIGAR etiquetaba la información de manera incorrecta, mientras que el organismo auditor proporcionó documentación que decía que el Pentágono había ordenado que la información no se divulgara al público.
El titular del organismo, John F. Sopko, dijo a NPR que “cuando ocultas información innecesariamente a la gente, creo que la gente está preocupada y sospecha que tal vez sea peor de lo que nos dicen”.
Añadió: “el enemigo sabe qué distritos controlan, el enemigo sabe cuál es la situación. El ejército afgano sabe cuál es la situación. Las únicas personas que no saben lo que está pasando son las personas que lo están pagando, y ese es el contribuyente estadounidense”.