Por José Jaime Ruiz.
¿De qué sirve tirar la piedra y esconder los nombres? La opacidad es también una forma de la corrupción, de las peores. Y en rendición de cuentas y transparencia el presidente Andrés Manuel López Obrador nos queda mucho, mucho a deber. Dos casos, el resguardo del espionaje a Morena por parte del CISEN y el SAT. Hacer política desde la opacidad y la falta de rendición de cuentas es despreciar a los ciudadanos que llevaron a la presidencia a Andrés Manuel.
Andrés Manuel también es un huachicolero. Succiona información y no la comparte, la oculta. Leo en los medios: “Sin dar nombres, Ríos-Farjat informó que de los 153 mil contribuyentes a los que se les otorgaron condonaciones entre 2007 y 2018, 108 personas físicas o morales del sector privado concentraron estas devoluciones”.
¿Quiénes fueron?
Misterio.
La vida pública sigue siendo vida de armario, de tenebra.
¿Merecen los mexicanos este gobierno de opacidad y de falta de rendición de cuentas?
No.
No votamos por eso.
Que los amparados sean opacos, ¿y los otros?
Andrés Manuel empieza a equivocarse: crea expectativas que incumple.
Asume privilegios opacos que no le corresponden. Los mexicanos requieren saber la verdad de la corrupción. Toda la verdad. Huachicolero, Andrés Manuel succiona información de poder para sí mismo, no para la sociedad. Opaco, y parafraseando a José Emilio Pacheco, se está convirtiendo en aquello contra lo que luchó hace veinte años.
Ocultar los nombres del saqueo a la hacienda pública y otros, es una bofetada a los ciudadanos. Al no dar nombres, Andrés Manuel, el Opaco, el Huachicolero, reivindica a la mafia del poder, la protege.
@ruizjosejaime