Por Francisco Tijerina.
“En política pasa como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal”
Edward Kennedy
Me resulta simpática la propuesta del diputado local Jorge de León de modificar el escudo de armas de Nuevo León retirándose las fumarolas de las chimeneas que se ubican en la parte inferior bajo el argumento de “ser congruentes con el impulso a una mejora en la calidad del aire”.
Nuestro escudo fue creado en 1943, en el gobierno del General Bonifacio Salinas, cuando se designó a una comisión conformada por ilustres personajes como Santiago Roel, Carlos Pérez Maldonado, José P. Saldaña y Héctor González para que diseñaran el emblema del estado.
Jorge de León es un buen hombre, lo sé y me consta porque tengo muchos años de conocerlo, sin embargo creo que se equivoca al confundir la gimnasia con la magnesia y las paridas con las preñadas.
Las fumarolas que aparecen en la parte baja del escudo no hacen referencia, como el legislador afirma, a la Fundidora de Fierro y Acero. En su exposición de motivos, los comisionados explican: “las chimeneas representan la industria como factor de progreso”, sin hacer referencia alguna a la vieja Maestranza. ¿Es que acaso hemos dejado de ser una ciudad industrial que progresa constantemente?
De seguir la teoría de mi estimado diputado terminaríamos con un escudo en blanco.
Porque no tardarían en protestar los protectores de animales ya que ahí aparece un león rampante encerrado en un cuadro y a los animales hay que tenerlos en libertad.
Luego muchos otros esgrimirían que estamos en contra de la violencia, por lo que habría que retirar las armas de los costados y el yelmo de la parte superior, porque estamos en contra de la guerra y todo tipo de violencia.
No faltaría quién se opusiera a que siga apareciendo el árbol de naranjo argumentando que hoy consumimos más naranja importada que local y otros dirían, con mucha razón, que el Cerro de la Silla ha dejado de ser representativo por la depredación y enorme cantidad de casas y fraccionamientos que se han construido.
Finalmente habría que retirar a las seis abejitas de la parte superior porque con la contaminación que tenemos ya no hay apiarios en el área metropolitana y otro más se pronunciarían por retirar la banda tricolor del fondo para no contravenir lo dispuesto en leyes y reglamentos sobre el uso de los colores patrios.
De manera que sólo nos quedaría la frase de “Semper Ascendens” y esta habría que someterla a revisión de las comisiones de equidad y género para ver si no contravienen alguna disposición.
Así, terminamos con un escudo en blanco para representar a Nuevo León.
En serio, en serio, ¿no hay otras cosas más productivas qué proponer mi estimado Jorge?