Por Eloy Garza González.
Hace un par de días asistí a una conferencia de Juan Villoro en El Colegio Nacional. De buenas a primeras, Juan comenzó a calumniar a Alfonso Reyes. Arrancó con una frase que se cree original y es un triste lugar común: “Reyes es una de las formas elegantes del tedio”. Y remata con la aseveración inicua (y para todo efecto, inocua), de que el regiomontano es un escritor muy aburrido, un poeta fracasado y un literato sin una sola gota de entretenimiento ni emoción alguna.
Supongo que Juan no ha leído casi nada de Reyes, y por eso habla de oídas. ¿Por qué no hojea al menos la “Oración del 9 de febrero”, una de las piezas más poderosas y profundamente emotivas de la lengua castellana?
¿Por qué no explora “Memorias de Cocina y Bodega”, en donde Reyes despliega su amenidad mundana? ¿Por qué no lee “Berkeleyana”, uno de los libros de viaje más divertidos que haya escrito un prosista en cualquier idioma?
¿Por qué no revisa “Cuando creí morir”, apasionante y duro? ¿Por qué no repasa Juan mi propio libro “El erotismo en Alfonso Reyes”, antología del Reyes más lúdico y sensual?
Espero que no caigamos en el contrasentido de darle a Juan Villoro el premio Alfonso Reyes, que otorga la UANL, y si se lo dan, supongo que habría de rechazarlo, porque no se vale reconocer literariamente a un autor que tanto y tan mezquinamente desprecia a Reyes al punto de no se toma siquiera la molestia de leerlo.
Hasta en el Colegio Nacional se cuecen habas y se habla por hablar.
@eloygarza