Por José Jaime Ruiz.
¿La senadora Jesusa Rodríguez propuso desaparecer el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes? No. Dijo:
“Creo que las becas del Fonca deberían desaparecer, de entrada, y así lo pienso desde siempre. Segundo, considero que en este momento, que es el inicio de un cambio de régimen, no solo los artistas, también los académicos, los científicos, los empresarios, los políticos, tenemos que aguantar y bajarle a nuestros privilegios, aguantar sin privilegios.”
Para intelectuales y artistas, el amiguismo, el compadrazgo, la elite dorada, los privilegios no deben desaparecer. Lo dicen, claro, quienes han sido beneficiados una y otra y otra vez por estímulos y becas: quien no llora no mama, se oye un tango a lo lejos. Lo cierto es que existe una casta dorada que segrega a los miles de artistas y creadores que han sido desplazados de proyectos.
Y ahora, quienes han sido mamadores de los presupuestos culturales, se dicen “criminalizados”. Los verdugos del presupuesto se victimizan y sugieren una conspiración, una operación conjunta entre Jesusa y la titular de la agencia Notimex, Sanjuana Martínez. Pues hasta donde se ve esto no es como la Operación Berlín donde participaron escritores orgánicos de la revista Letras Libres.
Y a propósito, vale recordar aquella famosa carta que Octavio Paz le envió a Enrique Krauze.
“Hace unos años, a los pocos días de haber tomado posesión de su cargo, el Presidente Salinas me ofreció, primero, la Embajada de Francia y, poco después, la de España. Decliné ambos ofrecimientos pero en nuestras conversaciones sobre este asunto evocamos de nuevo el tema de mi sucesión. Y le dije que me parecía justo y legítimo (todavía lo creo) que usted asumiese la dirección.”
¿Por qué Octavio Paz hablaba de su sucesión con Carlos Salinas de Gortari? ¿Dónde quedó su recomendación de “no acercarse demasiado al príncipe para conservar libre pensamiento y crítica”? Salinas fue el artífice, también, del Conaculta y del Fonca y, por tanto, del sometimiento neoliberal de creadores y artistas. La conspiración no viene ni de Jesusa ni de Sanjuana. La corrupción reside en esos vasos comunicantes entre jurados y becarios.
No encuentro ninguna operación conjunta para aquellos que dicen que se está agrediendo a la “comunidad” cultural. ¿Cuál comunidad si son sólo una camarilla, ya ni siquiera mafia, del poder cultural? Tampoco veo un sesgo periodístico: ahí están los datos fríos que calientan las cabezas de quienes se creen por encima de los mortales.
Ternuritas, asumen el club de elogios mutuos y un egocentrismo más acá de cualquier análisis psicológico. Veamos un ejemplo, el de David Miklos:
Desde la comodidad de las becas y los estímulos los repetidos creadores disfrutan su libertad artística y hasta se la creen y la justifican.
Por si necesitas el dato Miklos, José Revueltas, José Agustín, Luis González de Alba y Álvaro Mutis escribieron obras notables no desde la exquisita beca sino desde el palacio negro de Lecumberri. No la broma, la tragedia intelectual se cuenta sola.
@ruizjosejaime