Por Obed Campos.
No se equivoca en nada el gobierno mexicano, en voz del canciller Marcelo Ebrard al calificar el tiroteo del pasado sábado en El Paso Texas, el cual dejó 7 connacionales muertos, como lo que es, “acto terrorista”.
Pero de ahí a informar que van a buscar de alguna manera la extradición a México del presunto autor material, el texano Patrick Crusius, de 21 años de edad, es una declaración de relumbrón que aparentemente busca subir el (buen) raiting de Marcelo, sin necesidad alguna.
¿Sabe usted cuando nos lo van a soltar los gringos? Nunca.
El sistema judicial norteamericano tiene sus fallas, es cierto, pero en un caso como este que dejó más de 20 muertos, es muy difícil que el presunto autor material salga bien librado.
Crusius se hunde solo, porque de acuerdo con versiones periodísticas declaró que su “objetivo era matar al mayor número de mexicanos posible”.
Ahora que, por otro lado, una demanda civil en contra del loquito peligroso y en contra de quien le vendió el arma, podría proceder, para que sirva de alguna manera de pago del irreparable daño a los familiares de las víctimas.
Si de veras el canciller Ebrard quiere hacer un bien a México y a la humanidad, habría de comenzar una acción legal que busque que sean los fabricantes de armas quienes paguen con dinero el daño que sus armas hacen.