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La salud de Félix Coronado, dirigente croquista

Por Eloy Garza.

“¿Y cómo estás de salud?”, le pregunté a mi amigo Félix Coronado. “Mal”, me contestó, “mi corazón funciona muy apenas”. Insuficiencia cardíaca, pues. Lo operarían en una semana. Una intervención delicada, muy riesgosa. Uno absorbe las dificultades del amigo. Es la mejor forma de empatía: compartí con Félix su preocupación. Sabía por lo que atravesaba.

José Jaime Ruiz le habló a Félix del futuro: de los planes y pendientes por cumplir. Las enfermedades se combaten hablando de trabajo, de quehaceres cotidianos. Y Félix respondía con naturalidad, explicando su padecimiento. Félix es entrón, echado para adelante. Muy valiente.

Yo busqué por mi cuenta el remedio a su enfermedad. Mi amigo requería un resincronizador cardiaco. Electrodos en los ventrículos izquierdo y derecho del corazón. Ligeros choques eléctricos que le siguieran otorgando vida. Se ingresaría en el hospital Universitario. Conozco a los médicos que ven su caso: el gran cardiólogo Alejandro Herrera, Edelmiro Pérez y una eminencia en su ramo: el doctor Oscar Vidal.

Pedí orientación sobre el padecimiento de Félix a uno de los mejores cirujanos de México, mi entrañable amigo Jaime Rodríguez Sierra. Me aseguró Jaime que Félix la libraría y yo le creí, porque Jaime es un médico de primera línea. El otro científico a quien yo admiro, por ser un médico legendario y humanista en Nuevo León, es el doctor Luis Eugenio Todd.

Le deseé suerte a Félix, pero me invadió una enorme inquietud que no quise reflejarle. Yo siempre sufro cuando mis amigos están en cuidados intensivos. Y siempre me alegro cuando vencen la enfermedad y siguen adelante, como Obed Campos, reportero de los grandes, y por supuesto Félix.

Mi amigo salió muy bien de la operación. Fue una cirugía exitosa, gracias a las manos expertas: los cirujanos hicieron muy bien su trabajo. El Universitario es uno de los mejores hospitales de América Latina. Sin duda alguna.

Mientras estuvo anestesiado, en esas horas oscilantes entre la vida y la muerte, me dijo Félix que habló con Dios. No fue un diálogo fácil. Estuvo duro, severo. ¿De qué hablaron? No lo sé. Félix todavía no me lo ha dicho. Pero espero que lo haga pronto. Eso sí: me aseguró que Dios le dio otra oportunidad de vida. Y mi amigo sabrá aprovecharla.

@eloygarza

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Autor: lostubos
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