Anotó sus goles 106 (minuto 4), el 107 (minuto 17) y 108, al minuto 23, y de esa forma, André-Pierre Gignac, hizo pedazos a los Rayos del Necaxa, en la victoria 3-1 de Tigres.
Prácticamente en la tercera anotación del “Bomboro”, acabó el partido.
Los Rayos, agobiados por el calor, no opusieron resistencia alguna y a pesar de su gol al minuto 43, el portero felino Nahuel Guzmán pasó una tarde calurosa, pero sin peligro alguno.
La afición, que hizo una gigantesca ovación a Gignac por consolidarse como el máximo anotador en la historia de Tigres, disfrutó a placer el Hat-Trick del ariete francés.
Los cánticos fueron ensordecedores, arrancando al minuto 4 con el 1-0 y el 106.
El colombiano Luis Quiñones se despojó de la marca y envió el balón al área rival, pero el balón fue rechazado el el mismo Quiñones volvió a centrar para que Gignac, “peinando” la esférica, anotara .
A los 17 cayó el 2-0 y el 107 del jugador europeo.
Un jugadón de Enner Valencia, hizo posible que Gignac sacudiera las redes necaxistas.
El Ecuatoriano hizo un verdadera fuga con el balón con el que avanzó cerca de 25 metros y lo mandó a Gignac, quien entre dos zagueros sacó riflazo para su segunda anotación.
Y para cerrar el Hat-Trick y su formidable actuación que liquidó a los Rayos, André-Pierre consumó el 108 y el 3-0 a los 23 minutos.
Esta vez fue el chileno Eduardo Vargas quien se encargo de alimentar al insaciable delantero.
El chileno hizo una buena jugada y ubicando al francés, mandí la esférica oara que Gignac, en tiro cruzado, marcara su tercer tanto, ante el delirio de los 41 mil hinchas congregados en el esyadio Universitario.
Los Rayos, en una pálida reacción, hicieron su gol al minuto 43 por conducto de Ventura Cantú, a pase de Jairo Moreno.
En realidad Tigres manejó el partido a su antojo. Hizo tres goles rápidamente y pudieron ser más, pero acciones fallidas o acciones del rival, lo impidieron.
Y en esas cosas del futbol, los Rayos del Necaxa qye en la jornada 3 arrasaron 7-0 al equipo de Veracruz, en la jornada 4 ya estaban fundidos desde el minuto 1.
No aguantaron el vendaval de los Tigres, que a zarpazos y rugidos, vapulearon a sus enemigos.