Por Francisco Tijerina.
“El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que
abandonar la batuta para no molestar a la orquesta”
Herbert Von Karajan
En todo México sucede lo mismo: tenemos diputados que piensan que su papel es el de comportarse como gerentes o directores generales dando instrucciones y ordenando cosas, cuando en la realidad deberían ser parte de las soluciones.
Así, critican, fustigan y señalan desde la tribuna proponiendo “puntos de acuerdo” para resolverlo todo, pero “sin mojarse”. Ordenan, sugieren, proponen, pero de eso a entrarle de verdad a las cosas, nada de nada.
Este martes en Guadalupe, Nuevo León, los tejabanes de madera y lámina de un predio irregular conocido como “El Ranchito” fueron arrasados por el fuego. Unas 80 familias se quedaron sin hogar.
De inmediato el Gobierno del Estado, el Municipio, la sociedad y los medios se volcaron en apoyos para los afectados.
Pero en el Congreso, los diputados reaccionaron de una manera distinta. Hasta el mediodía del día siguiente y en una participación en tribuna, el panista Félix Rocha subió a tribuna y consiguió un acuerdo para solicitar al Gobierno la implementación de “un plan integral de apoyo a los damnificados”.
No, “pos” a todo dar.
Pero también y ya en ánimo de gerentes, plantearon que el Municipio levante un censo de los afectados fidedigno y que el Gobierno aporte los terrenos para reubicarlos con un fondo perdido o “mínimo pago”.
Y en el éxtasis de la demagogia barata expresaron: “Que las autoridades se coordinen para que las familias puedan levantar un espacio mínimo para habitar, y que las personas reciban apoyo de Gobierno Federal a través de algunos de sus programas sociales”.
O sea que no se conformaron con darle órdenes al Gobierno del Estado y el Municipio, sino también al Gobierno Federal.
Me revienta no ver un apoyo real de los legisladores nuevoleoneses, ya sea en lo económico o a través de una gestión.
En el fondo los entiendo (no los justifico), porque esta es precisamente la clase de personas que les gusta tener cautivas, pobres y sin opciones, para que vayan a buscarles a sus oficinas buscando una despensa o una beca, un descuento en una atención médica, y siempre a cambio de un voto.
¿Por qué no les donan la mitad de su salario de un mes a esas 80 familias y les ayudan a reconstruir sus hogares? ¿Por qué no gestionan regularizar el predio? ¿Por qué no hacen algo más que simple y sencillamente dar órdenes?
¡Bonitos diputados con complejo de gerentes!