Por Obed Campos.
A poco más de 2 años para que Jaime Rodríguez “El Bronco” Calderón entregue el poder que ganó en las urnas en las elecciones del 2015, los negros nubarrones oscurecen ese futuro ya no tan lejano.
Lo mínimo que pronostican los malquerientes de Jaime (que son más de los que él mismo quisiera) es que “El Bronco” entregará tan malas cuentas al pueblo de Nuevo León que terminará con su carrera política sepultada en un mar de dudas y cuestionamientos.
Así, lo que nació como un movimiento de cambio esperanzador no nada más para el estado, quedará sepultado como el peor de los fracasos en la lucha por derrocar la partidocracia.
Y mientras los diputados en el Congreso del Estado juegan a la guerra verbal, y a las amenazas del juicio político contra Jaime y contra Manuel González, secretario de Gobierno, por aquello de la distracción de recursos y personal para la fallida campaña presidencial del año pasado, saltan a la vista los beneficiados de los malos manejos administrativos.
Porque es innegable que los únicos que ganaron fueron los oportunistas que engañaron a “El Bronco” con el canto de las sirenas y lo convencieron de que era posible repetir la hazaña y quedarse con el poder nacional.
Anote usted como líder de esos mercachifles al autonombrado “gurú político” Guillermo Rentería, también autollamado “Memociones”, quien dijo siempre que su trabajo como asesor de imagen de Jaime no lo cobraba, pero hace poco salió a la luz que se llevó 50 millones de pesos del erario nuevoleonés.
El periódico El Norte, casa editorial madre de Reforma, enlista a Rentería como parte de la inversión estatal tirada a la basura.
El Norte agrega los 57 millones gastados en un dron que no funciona; las compras a la sospechosa empresa Nunvav por 23.1 millones en la compra de software de “predicción del delito e inteligencia penitenciaria”; los ya mencionados 50 millones a Guillermo Rentería y otros 2 millones pagados con dinero del pueblo por una aplicación contra la extorsión… que tampoco ha funcionado.
Y agregaría al recuento de los daños, que vivimos en el estado un temporal de inseguridad que no se veía desde el 2010; que hay un déficit grave de maestros y aulas; que no se ha hecho nada por combatir la contaminación ambiental; que no se nota, pero ya comienza a haber escasez de plazas de trabajo bien remunerado, y que las calles y las vialidades en toda la capital y el estado están en la ruina.
Pero lo peor: con estos negros números todavía, dicen, Manuel González quiere suceder a su jefe en la silla del Palacio de Cantera.