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Claudia Sheinbaum, activista política sobresaliente y sus modelos feministas

Por Eloy Garza González.

Claudia Sheinbaum es una mujer muy talentosa. Su personalidad me recuerda mucho (salvando las obvias diferencias) a Jane Jacobs. Ambas odian el tráfico y la congestión vehicular. No tenemos actualmente en la Ciudad de México muchas activistas similares a Jacobs. En los años 50 y 60 Jane circulaba en su bicicleta por lo que entonces era un oasis populoso pero tranquilo: Washington Square. Calles donde antes se erguían viviendas industriales convertidas en recintos bohemios. Ahí cantaba en bares montados en los sótanos, el joven Bob Dylan. Comenzaban las luchas por los derechos civiles. Los blancos anglosajones protestantes veían sublevarse a las minorías raciales. Jane trabajaba para una revista de arquitectura. Su función consistía en recorrer en bicicleta Manhattan y escribir textos citadinos, que no eran más largos que un actual post de Facebook.

En ese entonces, dominaba la vida urbana de Nueva York, el planificador Robert Moses, que se había propuesto arrebatar a las clases bajas sus viviendas para construir enormes edificios de condominios. Había marcado para siempre la ciudad con grandes ejes viales, a fin de abrir arterias viales a los vehículos de motor. Esa era la visión de Moses que operó por muchas décadas desde su búnker en Randall Island, en el East River.

A esa visión de ciudad vehicular, se opuso una mujer sin estudios, desconocida, sin contactos de altos vuelos, con el simple poder de su pluma: Jane Jacobs. Entre ambos urbanistas, Moses y Jacobs, se levantó un muro gigantesco de diferencias. Para empezar, ella se oponía a la planificación urbana de Moses, porque privilegiaba el carro a las personas y porque el urbanista construía espacios verdes por donde no paseaban más que delincuentes y perros callejeros. Jane se oponía al cierre de los pequeños comercios Mom&Pop, es decir, los establecimientos familiares, barridos por los grandes almacenes.

El muro entre ambos urbanistas se fue haciendo más grueso y alto. Moses entraba en un delirio constructor cuyos símbolos eran el Lincoln Center, el puente Verrazano y el rascacielos que alberga a la ONU. Jane consideraba que su enemigo destruía la vida urbana tranquila, opiniones divergentes que estallaron cuando Moses pretendió prolongar la Quinta Avenida y cambiarle el rostro a Washington Square. Ni Jane ni una multitud de ciudadanos ofendidos dejarían que su oasis fuera invadido por los automóviles. Era la protesta pública de los peatones contra los coches. No había evento público que presidiera Moses, que no fuera reventado por Jane y sus seguidores con actos de desobediencia civil.

Una de las lecturas que más me han deslumbrado no fue una novela ni un poemario; fue el libro de Jane Jacobs, Vida y muerte de las grandes ciudades. Todo un manifiesto que se anticipó a las actuales protestas civiles. Jane fue arrestada varias veces por alterar audiencias públicas. Entretanto, Moses continuó su proyecto “La ruta de los cielos”: autopistas, túneles de seis vías que destruirían Nueva York; partiéndola como una manzana por la mitad. Las protestas públicas de Jane interrumpieron definitivamente el proyecto en 1965.

El enfrentamiento decisivo entre Moses y Jane fue un espantoso plato de espagueti urbano que el planeador urbano bautizó como Lower Manhattan Expressway, también conocido como Lomex: una autopista de diez carriles. Contra ese proyecto monstruoso, Jane se movilizó pacíficamente. La gente se puso del lado de Jane. Moses fue finalmente relevado de sus cargos en el gobierno local por el gobernador Nelson Rockefeller y canceló el proyecto Lomex en 1971.

Jane Jacobs se convirtió en una heroína urbana; nunca dejó de trasladarse en bicicleta y cada 28 de junio, el pueblo de Nueva York dedica toda una jornada en su honor. Fue la precursora de lo que muchos defendemos como gentrificación (la conversión de un barrio deprimido en un lugar de moda bohemio y comercial, mejorando su plusvalía) y el Nimby (“Not in my backyard”) que en español significa: “no en mi patio trasero”. Del ejemplo de Jane, tiene mucho que sacar Claudia Sheinbaum, otra activista que entró en el difícil mundo de la grilla y de la política mexicana.

@eloygarza

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Autor: lostubos
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