Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, logró lo imposible: llevar al estado a su peor crisis histórica contemporánea. Los diputados del Congreso local, si no le obsequian un castigo ejemplar, condenarán a sus partidos a perder la gubernatura, alcaldías, diputaciones locales y federales en el 2021.
Hasta ahora sólo Movimiento Ciudadano ha emprendido una campaña correcta y profunda para castigar al Bronco. Los ciudadanos de Nuevo León, en las elecciones presidenciales, ya lo castigaron. Rodríguez Calderón es impresentable en cualquier acto público –como lo fue recientemente en el homenaje al músico Celso Piña.
Partidos que no den un castigo ejemplar al Bronco sufrirán un castigo en las elecciones del 2021. Hasta ahora sólo el senador Samuel García, cambiando su estrategia de ir en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha señalado las aberraciones del gobernador de Nuevo León. Su estrategia electorera es inteligente. Repito: salvar al Bronco es autocondenarse. Y, es obvio, los ciudadanos no votarán por partidos políticos sino por candidatos o candidatas.
Si Morena quiere empezar a existir realmente en Nuevo León que comience a señalar los errores y los horrores del Bronco, si así no lo hace, es condición, no tendrá el peso que tiene en otros estados. No basta con bajar recursos del bienestar, Nuevo León es una entidad muy politizada. Eso aportaron históricamente las enseñanzas del PAN, cuando no era PRIAN, cuando fue una oposición verosímil, de derecha pero oposición al fin y al cabo.
El analista Mentor Tijerina comentó conmigo el caso de las elecciones estatales del 2021. Llegamos a una hipótesis de trabajo: esos comicios serán un voto de castigo al gobierno del Bronco. Aventuro hoy otra hipótesis, la reitero: quien no castigue al Bronco será castigado. Esa es la conciencia electoral que se perfila dentro de dos años. El Bronco ya es un factor electoral y así debe de entenderse en Nuevo León… y en Palacio Nacional.