El pintor, escultor y artista plástico Francisco Toledo murió la noche de este 5 de septiembre, a los 79 años de edad. Su deceso fue revelado por Natalia Toledo, más tarde confirmó el fallecimiento la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, por medio de un mensaje en Twitter.
El artista fue un promotor de la cultura mexicana y un incansable activista y luchador social, que defendió la región del Istmo de Tehuantepec.
En julio de 2019 el Museo Nacional de Culturas Populares presentó una exposición en la que se exhibieron las piezas que Toledo produjo a lo largo de su vida.
Nombrada ‘Toledo Ve’, la exposición muestra 600 de sus obras y está dedicada a la faceta de diseñador, conformada por artículos cotidianos que ha transformado a partir de materiales de uso común como papeles, metales, fibras, cerámicas y pieles, y “Toledo: imagen y texto”, en la Galería de Arte Mexicano.
Toledo fue una de las figuras que exigió justicia por los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayoztinapa.
El 15 de diciembre de 2014, a pocos meses del incidente de Iguala, Toledo elaboró 43 papalotes con las caras de los estudiantes, que se hicieron volar con ayuda de niños del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, para exigir justicia por el hecho.
Pese a que siempre se opuso a los reconocimientos públicos, fue galardonado con el Premio Nacional de ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1998 y el Premio Príncipe Claus en el 2000. Además, recibió en 2005 el Premio Right Livelihood, por defender las comunidades oaxaqueñas.
También recibió en 2007, de la mano de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, un doctorado Honoris Causa por su labor en las artes.
El artista fue quien diseñó la urna donde descansan las cenizas de Carlos Monsiváis.
Toledo, considerado como uno de los creadores más importantes del México fue fundador del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, es fue uno de los grandes promotores de la cultura nacional en el extranjero. Escultor, pintor, promotor cultural, editor de libros, maestro y activista enfocado a la defensa del patrimonio cultural de Oaxaca y otras obras altruistas.
«Los ojos más vivos que han visto Oaxaca. Los ojos más bellos que lo recrearon todo. La tierra va a perder gravedad. Hombre tierra con pies de maíz. Caminaba surcando, caminaba sembrando, caminaba exigiendo: caminaba floreciendo. Cada paso de Toledo germinaba», escribió Frausto Guerrero en su cuenta en Twitter.
«Su paso era como la semilla de maíz, la de calabaza, la de chile y de frijol de la milpa más bella que nadie haya creado. Rayones, dibujo excelso, chango murciélago elefante chapulín. El zapoteco se oyó en coros que lo inventaron todo con ese canto tuyo FRANCISCO Toledo», añadió en la misma red social.
El reconocido artista plástico, ambientalista y filántropo juchiteco dejó un legado imborrable en Oaxaca con su prolífica obra y labor social.
Para el maestro Toledo, el estudio, la lectura y el coleccionismo fueron factores articulados e imprescindibles para propender a la elevación espiritual de las comunidades de creadores y públicos, por lo que fue un incansable promotor cultural en Oaxaca, México y alrededor del mundo.
Desde el arte emprendió labores como ambientalista y promotor cultural, apoyando numerosas causas en busca de la promoción y conservación del patrimonio artístico mexicano, especialmente del estado de Oaxaca. Sus padres Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco le ayudaron a desarrollar el amor por la cultura indígena y también por el arte. Cuando tenía 14 años asistió como ayudante al taller de grabado de Arturo García Bustos.
Toledo fue un artista muy poco interesado en la comercialización de sus obras, mucha de su obra pasa directamente a manos de coleccionistas que la adquieren por adelantado. Volviendo a la obra de Toledo podemos afirmar que se desempeñó magistralmente tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica.
En 1983 presentó el libro de grabados originales titulado El inicio, así que se desempeñó como editor. En 1997 presentó en México la exposición Zoología fantástica que también incluyó un libro, lo mismo sucedió con «Insectario», mientras tanto fue invitado a mostrar su trabajo en la Bienal de Venecia con las esculturas de la titulada «La fragilidad del alma».
También fue promotor del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, inaugurado en 1992 y ubicado en la denominada Casa de Cortés, así como la restauración del emblemático monasterio agustino. En su biblioteca, empezó a enseñar a escritores y personas interesadas las labores de encuadernación y cuidado de los libros. Para ello creó un Taller de Papel de materiales orgánicos, aquí la población se beneficia porque consiguen oportunidades laborales.
Como un hombre amante de la filantropía, realizaba campañas en las cárceles en donde reparte libros a los presos. Francisco Toledo, casi siempre desaliñado y sencillo, se ha convertido, como su obra, en símbolo y expresión de los más profundos mitos de México.
Admirado por su impresionante trabajo de la acuarela, el óleo, el gouache y el fresco, igualmente en el campo de la litografía, el grabado, la cerámica o la escultura, buscando siempre renovar formas y técnicas.
Francisco Benjamín López Toledo nació en Juchitán, el 17 de julio de 1940. Le sobrevive su hija, la poeta Natalia Toledo.
Descanse en paz.
Con información de Notimex
Fotografías: archivo/ Cuartoscuro