Por Francisco Tijerina.
“Merece salir engañado el que al hacer un beneficio, cuente con la recompensa”
Séneca
Ningún diputado, senador, síndico o regidor que a mitad del camino se cambia de partido, lo hace buscando el beneficio de la ciudadanía o representados, ¡pamplinas! Lo hace pensando en él o ella y sólo en él o ella.
Hay dos opciones: o el sumarse a una bancada o partido le representa un beneficio a ese grupo político (posiciones, comisiones, número de representantes, fuerza legislativa) o desde ahí buscará una candidatura en el futuro que no puede tener en el lugar en el que estaba.
En cualesquiera de los casos el hecho constituye una afrenta para quienes votaron por él o ella y también para el sistema que ahí los tiene.
Mucho más grave aún cuando esos “representantes populares” llegan al cargo a través de la lista o la representación proporcional, porque su arribo corresponde al número de votos conseguidos por una fuerza política, nunca por su persona.
Por eso sería ideal el que alguno de nuestros diputados en Nuevo León, presentase una iniciativa a fin de acabar con este horrendo vicio que sólo representa una forma de corrupción, partidista o personal.
Porque no se cambian de bancada “de a gratis”. Cuando los “convencen” es al estilo del general Obregón, con “cañonazos de billetes”. Igual de corrupta es la manera en que al ver que no tendrán posibilidades en convertirse en candidatos en la siguiente elección se marchan “como las chachas”, por la puerta de atrás y todo por el beneficio personal.
Una iniciativa en la que quede prohibido el cambiarse de bancada o de partido en el lapso en que tengan un encargo público. Nada de hacerse “independientes” (independientes mis calzones) y menos cambiarse de afiliación política. Así llegaste, así te quedaste.
Y la modalidad debería llevarse también al ámbito federal, para acabar de una vez por todas con el nefasto modelo que únicamente sirve para engrosar los bolsillos de corruptos y jugar un juego de poder en el que sólo importa la fuerza y beneficios, más no el electorado.
A ver si Luis Donaldo Colosio y Mariela Saldívar, que tanto han insistido en acabar con los diputados de lista (a pesar de que ambos lo son), se avientan el trompo a la uña y nos obsequian una iniciativa de vanguardia, progresista, innovadora y que en el fondo respeta la voluntad popular y la democracia, esa que tanto olvidan en los Congresos.
