Por Francisco Tijerina.
“¿Creerán que somos igual o peor de mensos que ellos?
Yomero.
Hay que ser bastante tontos para, en plena época de desaceleración económica y con muchos asuntos por resolver en el Estado, andar pidiendo como la Comisión de Transparencia un aumento a su presupuesto anual del 38 por ciento.
Argumentan los señores que para el año venidero se les viene una carga de trabajo más fuerte. Si ahora no hacen nada, ¿qué harán en el 2020? ¿doble nada?
A lo tontos, ciegos, sordos e insensibles que son, hay que agregarle que también cometen un insulto a la inteligencia de los nuevoleoneses al, justo, precisa y coincidentemente con su petición de incremento presupuestal, volver a ocultar la obligatoriedad que habían decretado de que el Congreso muestre en qué se gastan los diputados el bono de gestoría.
En una clásica jugada de “me das – te doy”, los comisionados se sacaron de la manga la aspirina para un dolor de cabeza de los legisladores y diciéndoles (o tal vez insinuándoles) les enviaron la petición de aumento de presupuesto.
No hay que ser muy listo para sumar dos más dos.
Entendiendo prioridades y observando resultados en un ejercicio de retorno de inversión, el Ejecutivo y también el Legislativo deberían no sólo rechazar la petición de la COTAI de Nuevo León, sino reducirles significativamente el presupuesto a la espera de que vengan mejores tiempos.
Pedir, como pedir, pueden pedir lo que quieran, pero cuando lo hacen con dolo y maña, pensando que nadie se da cuenta de sus chapuzas, como que encanija.
Insisto, eso es un insulto a la inteligencia del pueblo de Nuevo León y lo será más si los diputados les premian su “favorcito”.