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Divide opiniones el asilo a Evo y relación con EUA

Se viven tiempos convulsos para México y el resto del continente. Importantes protestas sociales se han dado recientemente en Chile, Venezuela y Bolivia; en este último país las movilizaciones ciudadanas y la presión de la policía y el ejército llevaron la renuncia de Evo Morales a la presidencia.

Ni siquiera el gigante Estados Unidos escapa a la incertidumbre. En el vecino país del norte ha comenzado el desahogo de testimonios para el proceso de desafuero del presidente Donald Trump.

Y en México, imposible negarlo u ocultarlo, se vive una situación de escalamiento de la violencia y la inseguridad por el creciente poderío del crimen organizado.

Adicionalmente, quizá como parte del calendario y de la agenda electoral de la contienda presidencial norteamericana que tendrá lugar en noviembre del próximo año, se ha agudizado la polarización entre las naciones que apoyan un sistema de corte más capitalista y aquellas otras que pugnan por programas de gobierno de izquierda.

La cúpula de la Organización de los Estados Americanos (OEA) no ha logrado mantener una posición de absoluta neutralidad; más bien, en su seno se han profundizado las divisiones entre las distintas naciones del continente.

Es en este contexto que, de acuerdo con una fuerte tradición a favor de conceder asilo político y ayuda a refugiados por distintas causas, el gobierno mexicano decidió recibir a Evo Morales. Como se sabe, el hoy exmandatario boliviano dimitió tras escalar las protestas sociales y en razón de las presiones ciudadanas, políticas, policiales y hasta militares después de un problemático proceso electoral al que no se encontró una salida satisfactoria para todas las partes.

Los posicionamientos de diversos países de la región, pero sobre todo los del gobierno de los Estados Unidos no se hicieron esperar. El presidente Donald Trump y distintas instancias gubernamentales de ese país celebraron la salida de Evo Morales de la presidencia de Bolivia y reafirmaron su condena a ese gobierno.

México, abiertamente, tomó una actitud contraria a la de Estados Unidos.

Nuestro país, por esa razón, se encuentra en una posición complicada pues, por un lado, naturalmente debe seguir tratando, negociando y resolviendo cuestiones de todo tipo que afectan la relación con la potencia estadounidense. La migración, el tráfico de armas y enervantes, la seguridad, el medio ambiente y el comercio son temas comunes y que unen estrechamente el quehacer de ambos países y de sus gobiernos. De manera particular, México y Estados Unidos se encuentran en la fase final de lo que promete ser la firma del nuevo tratado comercial entre estos dos países y Canadá, el T-MEC.

Por otro lado, es clara la voluntad del gobierno y el pueblo mexicanos de tender puentes y crear estructuras que le den más solidez, presencia y fortaleza a América Latina y a los jóvenes gobiernos emanados del apoyo popular democrático independientemente de su proyecto ideológico.

En este contexto, para muchos hay una posible fuente de conflicto con Estados Unidos en el asilo concedido por México a Evo Morales, ya expresidente de Bolivia.

¿Qué opina la sociedad mexicana acerca de ese riesgo?

Para responder a tal pregunta, las empresas OMPI y SRS, a través del ejercicio estadístico AMLOVEmetrics decidieron encuestar a una muestra representativa de la población mexicana haciendo una única pregunta, la siguiente:

“Tomando en cuenta posibles repercusiones en nuestra relación con los Estados Unidos, en su opinión ¿el presidente López Obrador hizo bien en recibir a Evo Morales en México?”

Los resultados que se obtuvieron son los siguientes:

A partir de estos datos se desprende que una mayoría de los mexicanos —mayoría estadística, sí, pero de ninguna aplastante— apoya el asilo, a pesar de posibles enojos y hasta represalias de Estados Unidos.

La población está dividida, con ligera ventaja de aquella parte que apoya la tradicional política de asilo que ha caracterizado las relaciones de México con otras naciones; esto último, no obstante, posibles costos a pagar por mantener un principio que nuestra nación siempre ha defendido y que, en no pocos periodos de la historia, nos ha enriquecido con la llegada de brillantes intelectuales y artistas perseguidos por razones políticas o ideológicas en sus lugares de origen.

Fotografía: SDPnoticias

Fuente:

SDPnoticias

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Autor: lostubos
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