Por Eloy Garza González
La moda entre políticos es viajar a algún país africano (de preferencia Botsuana y Zambia), para iniciarse en algún ritual mágico. Son las mismas prácticas vudú y de santería que hay en Cuba. Esta semejanza se explica porque al Caribe llegaron infinidad de esclavos africanos y ahí se afincaron con todo y rituales.
Sin embargo, para adquirir poderes mágicos y los haga más chingones (como dicen ahora los niños en México) los políticos mexicanos no van a Cuba. ¿Por qué? Porque en Cuba no hay leones. En África sí. Y los rituales para cobrar superpoderes requieren invariablemente de un león. No cualquier león, sino uno que sea maduro, tenga la dentadura completa y luzca el mismo color de ojos que el político iniciado.
Yo no se de qué color tenga los ojos Samuel García. Me lo he topado varias veces pero no me fijo en esos menesteres. Tampoco sé si viajó a África para cumplir un ritual que lo llene de poderes mágicos. Sería muy revelador que el destino de su viaje hubiera sido Botsuana o Zambia. Esa información no viene en su página de Instagram.
Yo de plano les confieso que no veo mal que Samuel se llene de superpoderes. Uno haría lo mismo si tuviera fe en esas jaladas y dinero para el viaje. Yo no tengo ni lo uno ni lo otro, así que me resigno a llenarme sólo con los superpoderes que me deja la poesía de Jaime Sabines.
Para contagiarse de los poderes del león (según entiendo), habrá que ir primero a África, cazar al animal, destriparlo vivo, embarrarse el cuerpo con sus vísceras y pagarle al médium (que en África cobran como brujos VIP).
Que cada quién se gaste su dinero como quiera. Pero eso de destripar vivos a los leones (nuevos o viejos) no es lo mío. Me parece un exceso, un abuso de los seres humanos contra la ecología.
Obvio, si con rituales menos sangrientos pueden conseguirse los mismos fines, adelante: el político que acabe con la contaminación y vuelva hermanitas de la caridad a tanto narco suelto, tiene mi voto y hasta mi bendición.
Claro, todo eso si de verdad fue Samuel a África a practicarse vudú y no a grabar un video en TikTok para compartirlo como Instastory, bailando con Mariana una canción de Shrek.