Por Eloy Garza González
@eloygarza
Genaro García Luna es una mente corrompida, sin embargo, es un cerebro bien estructurado. Sus estudios de ingeniería lo dotaron de pensamiento complejo y planeación sistémica. Es un policía matemático, al estilo FBI.
En el CISEN, donde comenzó su formación profesional, concibió una metodología eficaz de inteligencia para localizar secuestradores. Erradicó de los procedimientos internos de la AFI la mexicanísima corazonada, el instinto, la malicia y el sexto sentido (otra forma de llamar a la incompetencia).
La Policía Judicial Federal en México era una perfecta ruina: no había planeación ni innovación tecnológica. Las estrategias (de haberlas) se trazaban en las rodillas y partían de fichas con perfiles delincuenciales, sin conexión entre ellas. Un mar de datos dispersos, sujetos a la voluntad y los compromisos de cada comandante.
García Luna no fijó un antes y un después en la persecución del delito en México; decirlo sería una exageración. Pero sí implantó en la AFI y en la Secretaría de Seguridad Pública un sistema de reconocimiento y peritaje de voces (antes de las aplicaciones de reconocimiento facial), que al cruzarlo en un vastísima red de audio, identificaba a delincuentes que cometían extorsiones telefónicas, o de secuestradores. Así disolvió muchas bandas de criminales. E inventó otras, que dominaron el mapa del narcotráfico.
Hubo en García Luna un intento de transformación científica que nacía de lo que él mismo denominó “análisis de gabinete”. Dividía en diversos comandos operativos cada ciclo de la investigación, para que la visión integral de las áreas sólo la tuviera el titular de la dependencia.
¿A dónde se fue ese sofisticado banco de datos que era la base de la “Plataforma México”, cuando García Luna dejó su cargo como secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón? Pues quién sabe; no heredó nada al nuevo gobierno, pero muchos nos imaginamos lo que pasó: se fue al comercio privado de venta de protección y espionaje a través de (entre otras empresas afines) Icit Private Security México, (expertos en pruebas de polígrafo), que manejaba la familia Weinberg.
No nos queda aún muy claro cómo se usó esa información sistematizada para favorecer al crimen organizado. Esa una de las líneas de investigación que maneja la fiscalía en Nueva York. Esperemos.