Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Por Félix Cortés Camarillo

¡Botellas que vendan!

¡Zapatos usados!

¡Sombreros estropeados,

pantalones remendados!

Cambio, vendo y compro por igual.

Gabilondo Soler, El Ropavejero

            Probablemente el síndrome comenzó a manifestarse intensamente cuando el presidente López decidió crear la oficina que se llama, sin eufemismos, “para devolverle al pueblo lo robado”. Desde entonces la vocación de buhonero ha venido evolucionando y perfeccionándose en él.

            A todos los mexicanos nos queda claro que la dichosa oficina no devuelve un pito a nadie: se dedica a administrar y capitalizar los bienes decomisados a los delincuentes para financiar el lado mediático de una campaña política a largo plazo. “Lo robado” regresa al través de las subastas tan publicitadas y tan poco exitosas, a los únicos que tienen millones de pesos suficientes para comprarse un Aston Martin o la casa del Chino en Las Lomas. El pueblo no tenía ni para adquirir el más modesto de los vochitos que ahora que la Volkswagen ya no los fabrica más, ha elevado su precio porque se convirtió en objeto icónico, de colección.

            El famoso avión presidencial Boeing 787 Dreamliner, que ni Obama lo tenía, debe regresar muy pronto a un hangar que ya no existe, que fue construido exclusivamente para él y luego derruido como un símbolo más de la política del derroche, que no sabe viajar en tranvía. El TP 01, que pésele a quien le pese se sigue llamando «José María Morelos» pasó más de un año en un aeropuerto de la ciudad de Victorsville, en San Bernardino, a la orilla del desierto de Mojave. Tenerlo ahí, a la espera de un posible comprador que en los discursos del presidente López aparecía y desaparecía como conejo de chistera, le costó a los mexicanos 30 millones de pesos por concepto de estacionamiento, mantenimiento y ocasionales vuelos sin los cuales una avión se oxida por dentro, durante poco más de un año.

            Volando, el TP 01costaba 17 millones al año, turbosina incluida.

            A pesar de los frecuentes anuncios de que “ya merito” aparecía un comprador, aunque se invocó sin razón alguna la participación ¡de la ONU! en buscarle cliente, el armatoste regresará, irá a Santa Lucía como propiedad de la Fuerza Aérea y se pondrá a subasta junto con 71 otras aeronaves que los políticos “fifís” del neoliberalismo los usaban para sus viajes privados, incluso para ir a jugar golf.

            Documentado, documentado, hay un solo viaje de un helicóptero de esa flotilla, que en una ocasión transportó a un político priísta destacado a un campo de golf que me parece que se llama Mayacoba en la península de Yucatán. A mayor abundamiento, el helicóptero descendió sobre un banco coralífero. Lo demás son baladronadas.

            Ni el avión grandote, ni el TP 02 que trajo a Evo Morales a su dorado pero repudiado exilio mexicano, ni ningún otro avión o helicóptero ha sido vendido.

            Este mercader metido a presidente tiene tres planes para deshacerse del pesado avión: encontrarle un cliente único, de esos que nunca aparecieron en California, es el primero. El otro es venderlo en pedacitos: el presidente López ejemplificó imaginando un club de doce empresarios mexicanos que lo compraran en cooperacha y lo usaran repartiéndose el privilegio.  La tercera opción es convertir a la famosa oficina para devolverle al pueblo lo robado en una agencia de alquiler de aviones y helicópteros, a tanto la hora/vuelo. Una AVIS del aire, vaya.

            Si alguien nos dijera que ese es el papel del Jefe del Ejecutivo de México diríamos sin duda de que estamos hablando con un orate. Este país, agobiado por la violencia incontrolable, metido en un hoyo de falta de desarrollo económico, en la zozobra de saber cuál será la nueva ocurrencia del presidente López, no se merece eso.

            Alguien a quien el presidente escuche, si esa persona existe, debiera decírselo.

PARA LA MAÑANERA.-  Con todo respeto Señor Presidente: ¿hay alguna razón para que su primer nieto no naciera en las instalaciones gratuitas del INSABI, en lugar de un hospital “fifí” Houston, Texas?

felixcortescama@gmail.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

Etiquetas:

Compartir:

Autor: Félix Cortés Camarillo
Ver Más