Por Jorge Narváez.
Las quejas de las jugadoras Rayadas, que tanto han causado revuelo, no son más que una muestra más de que la Liga MX Femenil se creó sin pensar, sin recursos, sin un plan, y evidentemente sin apoyo de la Federación Mexicana de Fútbol.
Todo inicio es complicado, y no se puede exigir tener resultados positivos cuando apenas tiene dos años el proyecto, pero es injustificable el trato indigno que reciben las jugadoras del equipo femenil. El tema aquí es de otro carácter y rebasa los límites de los estadios.
Estamos de acuerdo que las “ganancias” que recibe la directiva por las entradas a los juegos de Rayadas es muy bajo, y que por ahora los sueldos están a “años luz” de igualarse con los varones, pero hay un compromiso con ellas. Rayadas merecen recibir un trato de calidad y salarios decorosos. Estamos hablando de atletas y, sobre todo, de seres humanos.
Ya antes el Club Rayados había sido criticado por sólo entregar un Ipad a las jugadoras como premio por lograron el campeonato, cuando ellas esperaban al menos un bono que nunca estuvo incluido en las cláusulas del contrato.
Se confió en que la directiva solucionaría esta llamada de atención que tuvo que salir a la luz pública. Pero no fue así, y de nuevo se alzó la voz no sólo en nombre de Rayadas, también en el de todos los equipos femenil que sufren de situaciones similares, sobre todo durante los traslados largos en autobús.
Pero este caso también exhibe, además de a los clubes, a todas esas “embajadoras” de la Liga MX Femenil, que sólo usan su nombre y titubean a la hora de apoyar los casos complicados. Esas “embajadoras” que son de televisoras nacionales y de sistema por cable, han callado ante esta situación. Es más, ni Nahuel Guzmán se ha pronunciado al respecto, luego de su idea de fomentar la igualdad tiñéndose el cabello con los colores del arcoíris.
No es fácil defender un caso como el de Rayadas, pues te enfrentas a directivos y sobre todo a una empresa que está más ocupada en otros negocios.
Tristemente esta situación va a seguir, aunque seguramente tratarán de bajar el impacto mediático con algunas mejoras, por no decir limosnas. Lo importante aquí es que se logren dar más pasos en todos los equipos de la Liga Femenil, y también que la afición apoye más el consumo del su fútbol. Además, este penoso asunto deja muy claro que, en el caso de estas mujeres, las ha movido más su pasión por el futbol que la fama y el dinero, que acaparan los varones. Esto las hace más deportistas que los venerados “dioses” del balompié.
A lo mejor el problema inicia cuando los directivos de los clubes comparan comercialmente a las jugadoras con sus jugadores varones, y así deciden condiciones laborales. Como mercancía, podrán ser diferentes, pero como apasionadas del deporte son exactamente iguales, y hasta mejores, y este es un valor social que los clubes no deberían despreciar ni desperdiciar.
Fotografía: Mexsport/ ONCEdiario