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Cabellera bendita bañada de tristeza invierno hecho de llanto cuajado en tu cabeza…

Agustín Lara, Cabellera Blanca

            Dicen los fieles escuderos del presidente López que el supuesto amago de rasurar las pensiones de la llamada generación de transición, la que comenzó a cotizar en la seguridad social a partir de la ley de 1997 y que comenzará a solicitar su retiro el año que viene, solamente se aplicaría a los casos de litigio: aquellos en que los jubilados se inconformen con un tope a sus pensiones de diez salarios mínimos que nadie se ha atrevido a definir. ¿Son los salarios mínimos de hoy o los que estaban en vigor cuando se comenzó a cotizar, o son los que eran vigentes cuando la ley se aprobó? Es una de las muchas trampas que es esta maniobra administrativa-legislativa oculta.

            El caso de las pensiones en todo el mundo es un problema grave. El asunto es que hay dos factores con los que los legisladores no contaron a su debido tiempo. El primero es que los progresos de la ciencia y la tecnología han permitido que los seres humanos prolonguen su edad de vida, aunque no precisamente su vida productiva. El otro es que los usos sociales de nuestros jóvenes difieren radicalmente de aquellos nuestros y de nuestros padres. La primera generación del siglo pasado se empeñaba en tener la mayor cantidad posible de hijos, que eran vistos como  futuros sostenes de la economía familiar y apoyo en la vejez. Los jóvenes de hoy, si acaso quieren tener descendencia, difícilmente llegan al par de vástagos. 

            En estas circunstancias la pirámide demográfica se ha parado de cabeza. Si en la primera mitad del siglo veinte en su amplia base había un número enorme de trabajadores activos que contribuían con sus aportaciones –y las de sus patrones- a la seguridad social de un número pequeño de viejitos que no se habían muerto a su tiempo, en los tiempos modernos las cosas son precisamente a la inversa. El número creciente de viejos está esperando que le llegue el cheque de pensión que es generado por las contribuciones de los jóvenes trabajadores que cada vez son menos. 

            El asunto es que, además de constituir un asunto de justicia social, la pensión por vejez es un tema que se aloja en l núcleo ético de cada sociedad. Todas las culturas se fundamentan en el respeto a los viejos y en la atención que a ellos se les debe otorgar. Sólo los mal nacidos podrían oponerse a ello. “Para ti es la más blanca de todas mis canciones”, dice la bellísima y cursi canción de Lara.

            La cuestión pierde su sencillez cuando entra en el terreno de los dineros. Ane la inversión de la pirámide demográfica, los gobiernos –todos- tienen cada vez menos dinero para apoya a los jubilados en su vejez. Y esto es un problema para todos los países, al menos del llamado mundo occidental. El gobierno francés intentó aumentar la edad de retiro para posponer el problema y la sociedad le paralizó el país.. Mismo caso es en Japón, España o Italia.

            En México es peor, otra vez, por dos factores: primero la constante postergación que cada gobierno le ha dedicado al problema: el que venga atrás que arree. Luego la tremenda corrupción que deriva de la existencia de dos economías paralelas en el país. Una es la economía formal, minoritaria, que es la que cumple con sus impuestos y sus aportaciones a la seguridad social; la otra, que incluye aproximadamente al 70 por ciento de población económicamente activa, que no paga impuestos, y que cobija una amplia gama de mexicanos que van desde el vendedor ambulante hasta el profesionista que no te entrega una factura si no se la exiges, o las transacciones que se hacen por un precio en la realidad y por otro más bajo en el mundo de la ilusión fiscal.

            Y ese es un obstáculo adicional: la crisis de las pensiones solamente se podrá resolver con una reforma fiscal que aumente los impuestos que es menester aumentar y haga efectiva la persecución a los evasores de impuestos. Ningún gobierno pasado se ha atrevido a la impopular medida que cuesta votos. El gobierno actual penos lo hará.

PARA LA MAÑANERA.- Señor Presidente, con todo respeto: ¿No será que Usted ya tiene todo planchado con lo del avión presidencial, con la suma , el cliente y el precio bajo la manga, para darnos la sorpresa el viernes y salir con que lo de la rifa era puro cuento? Conociéndolo, no me sorprendería.

felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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