Los premios Óscar celebrarán con música, ahora que no tienen presentador oficial. La cantante británica Billie Eilish será una de las invitadas de lujo de la gala en el Teatro Dolby hoy 9 de febrero.
Pero no será la única, pues otras presentaciones se preparan para dar un respiro entre aperturas de sobres, discursos y ganadores en las diferentes categorías cinematográficas, con las actuaciones en directo de las cinco canciones nominadas a la mejor composición (‘I’m Gonna Love Me Again’, ‘Stand Up, Into th Unknown’, ‘I Can´t Let You Throw Yourself Again’ y ‘Standing with You’.
Los homenajes, acompañados de una melancólica pieza musical clásica, también tendrán su protagonismo en el escenario tras la partida del deportista Kobe Bryant y del actor Kirk Douglas, dos leyendas indiscutibles que de seguro serán los más recordados durante el segmento de In Memoriam (tributo a lo grandes de la industria cinematográfica que fallecieron).
Además de repartir los premios a lo mejor de la temporada, los Óscar tienen el reto de continuar mejorando su audiencia tras los buenos resultados el año pasado, cuando funcionó el guion sin un único presentador en una época en la que las galas televisivas pierden espectadores edición tras edición.
Además, la estética de toda la celebración fue realizada por Jason Sherwood, responsable de crear decorados para estrellas como Sam Smith y The Spice Girls, que ha sido contratado por la Academia para renovar el espíritu de los Óscar.
ESTÉTICA POP
Con 40.000 cristales de Swaroski, una espiral central giratoria y un diseño envolvente, tal y como describió Sherwood a la revista ‘Architectural Digest’, el Dolby Theatre se engalanará para recibir a los invitados con idea de romper un poco los esquemas y hacerlo más pop.
Fuera, en el mítico Paseo de la Fama, los casi 300 metros de largo de alfombra roja darán la bienvenida a celebridades, prensa y a unos 700 afortunados que podrán seguir el evento desde dentro como espectadores.
La alfombra de esta edición repetirá los diseños de triángulos patentados por la marca Óscar desde hace años pero con un guiño ecologista, al incorporar decoraciones vegetales al combinado de rojos y dorados que tiñen las citas glamurosas.
Los curiosos y turistas que circulen por los alrededores de Hollywood podrán ver poco, pues el domingo 9 de febrero se esperan lluvias en Los Ángeles -algo muy poco habitual en el sur de California- y la organización ha cubierto toda la alfombra con una gran carpa transparente, porque obviamente los paraguas no existen en los Óscar.
VITRINA PARA HACER POLÍTICA
Lo que sí existirá, y en buena dosis, será la reivindicación política. Este año EE.UU. entra en una decisiva cita electoral, por lo que podrían aumentar las tradicionales peticiones de voto en los discursos, más aún cuando el presidente Donald Trump vive un momento de fuerza que no gusta nada en el Hollywood progresista.
También se esperan azotes a la Academia por dos asignaturas pendientes: la diversidad, con una única candidata afroamericana entre todos los intérpretes, y la igualdad de género, de nuevo ausente en una categoría de dirección ocupada por cineastas masculinos.
Y aunque no esté en el guion, la crisis climática podría aparecer en la ceremonia, más aún cuando el gran favorito Joaquín Phoenix y su amiga Jane Fonda, que presentará uno de los premios, participaron juntos en una manifestación multitudinaria a 48 horas de la gran fiesta del cine.