La opinión pública es normalmente favorable a usar automóviles eléctricos. Se cree que su efecto dañino en el medioambiente es minúsculo o casi inexistente. Sin embargo, pensar así es un error. Un experto español expuso el mito en una entrevista.
Un grupo de científicos financiado por el Medical Research Council del Reino Unido publicó el 9 de enero un estudio en el que asevera que la contaminación producida por los automóviles proviene no solo de los tubos de escape, sino también del uso que se les da a los frenos y del rozamiento de las ruedas sobre el asfalto. Estos también están relacionados con los coches eléctricos, lo que nos lleva a la conclusión de que estos no son más res-petuosos con el medioambiente que los automóviles convencionales.
Dicho estudio se centra en las partículas en suspensión. El informe estima que solo el 7 por ciento de la contaminación por partículas pequeñas del tráfico —es decir, aquellas con un diámetro inferior a 2.5 micras— procede de los gases de los tubos de escape.
«Si bien estas partículas son una parte importante de la contaminación producida por los coches de combustión y de las que más daños provocan en la salud, no son las únicas», advierte a Sputnik Santiago Molina, investigador del Insti-tuto Superior del Medio Ambiente de Madrid.
Todavía hacen falta más estudios para poder diferenciar entre la contaminación por partículas procedentes de los frenos y del rozamiento de las ruedas con el asfalto de los del tubo de escape, aclaró.
Los vehículos eléctricos no emiten partículas por el tubo de escape, pero sí el resto de las que habla el estudio —por rodaje y por frenos—. Los autos eléctricos salen ganando si comparamos el resto de gases: dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno porque no emiten in situ nin-guno de ellos, a diferencia de los vehículos de combustión, prosiguió.
«Es importante remarcar que no contaminan en el lugar donde circula el coche, pero sí contaminan donde se genera la energía eléctrica, siempre que esta no proceda de energías renovables.
Esto depende del mix energético de cada país, es decir, de las fuentes de ener-gía primaria que utilizan en la generación eléctrica», destacó.
El lado bueno radica en que el mundo avanza hacia la transición energética y va creciendo, año a año, el porcentaje del to-tal energético del que las energías reno-vables son responsables, subraya.