La carrera armamentista iniciada en México por el entonces presidente Felipe Calderón continúa en ascenso, sostiene el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).
La organización especializada en transferencias armamentistas reporta un incremento de las adquisiciones de 17% durante el periodo 2015-2019, en comparación con el trayecto 2010-2014. La cifra representó 70% de las importaciones totales registradas en América Central y el Caribe durante 2015 y 2019.
México fue el segundo cliente en el mercado de armas convencionales en toda Latinoamérica durante ese periodo, después de Brasil. A nivel global ocupó el escalafón 36, por delante de Bielorrusia y Kuwait. El gasto militar de México entre 2015 y 2018, acumuló un total de 25 mil 475 millones de dólares. «El incremento va de la mano del uso de las fuerzas armadas en la lucha contra las drogas», explica a
EL UNIVERSAL Diego López da Silva, investigador del programa sobre gasto militar del SIPRI. «Los cárteles de la droga son percibidos como la mayor amenaza a la seguridad en México, y vemos que el equipo que está adquiriendo tiene que ver de alguna manera con esta amenaza».
Estados Unidos concentró 64% de los envíos bélicos a México, seguido por España 9.5% y Francia con 8.5%. Las ventas estadounidenses se caracterizan por su variedad, desde aviones Cessna-208 Caravan y helicópteros S-70/UH-60L, hasta aviones de entrenamiento Cessna-U206 y misiles tierra aire RIM-162 ESSM. Las transferencias francesas y españolas han sido esencialmente helicópteros como el EC725 Super Cougar y aviones de transporte C-295. «A nivel mundial hay una mayor diversificación de la oferta, debido a que de esta manera los importadores de armas tienen mayor influencia y no dependen de un solo proveedor. Por ese motivo, México está buscando proveedores alternativos, principalmente de aviones ligeros y sistemas aéreos de transporte».
Da Silva sostiene que el equipo importado es nuevo y no está dirigido a privilegiar un sector; durante el sexenio de Vicente Fox hubo un acento en la modernización de la fuerza aérea. «Lo que nos dicen las adquisiciones de vehículos terrestres, aviones de entrenamiento y helicópteros, es que se trata de material que puede tener múltiples usos, de vigilancia o en operaciones, en zonas urbanas o rurales, como defensa exterior o para asuntos internos, son muy flexibles», explicó.
Aunque en términos de números, el equipo que más ha importado el país son vehículos blindados utilitarios; 200 unidades tipo M-1152A1 llegaron de Estados Unidos en 2016, que se sumarían a los 250 SanCat entregados al final del sexenio de Felipe Calderón. El segmento aéreo es el segundo más importado en términos de cuantía.
Otro distintivo de las compras son las transferencias marítimas de equipo de rastreo, monitoreo y operativo; como el radar de baja frecuencia para la detección de submarinos tipo CAPTAS-2 procedente de la armería francesa, el cañón naval sueco SAK-70 Mk, los torpedos híbridos ligeros Mk-54 y los sistemas de misil antibuque Harpoon-2, estos últimos enviados por Estados Unidos.
El material naval está dirigido a equipar las unidades desarrolladas bajo el programa de cooperación con la firma holandesa Damen, quien hace aproximadamente tres años recibió la encomienda de modernizar la flota naval mexicana.
El proyecto ha resultado, hasta ahora, en la construcción, en el astillero de la Marina en Salina Cruz, Oaxaca, del buque ARM Reformador (POLA-101), el cual, según la firma holandesa, cuenta con la tecnología más avanzada disponible en América Latina.