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Por Félix Cortés Camarillo

Bergamo es una ciudad pequeña –hoy tal vez 130 mil habitantes– en la norteña Lombardía de Italia; muy cerca está Venecia y a tiro de piedra Milán, 40 kilómetros, la capital de la moda. Tiene, naturalmente  una catedral de Santa María Maggiore dedicada a la señora Madre, y por sus medievales callejuelas bajan los recuerdos  con la lluvia.

            Tiene también un estadio de futbol, nada de preocupación, que no aloja más de cincuenta mil entusiastas que pagan boleto. Creo que se llama San Siro y ahí se juegan, parece, los partidos importantes.

            Cuando esto escribo, nadie puede recordar que ahí mismo, en el San Siro, el equipo local Atalanta, venció por cuarto goles a uno al español de Valencia, el 19 de febrero de este año. Lo que sí recuerda todo el mundo es que, por extrañas razones, del evento de Bergamo y del San Siro surgió la diseminación masiva del virus que hoy nombramos coronavirus, que ha provocado la muerte de miles de españoles y de italianos.

            La totalidad de los integrantes del Atalanta y un 90 por ciento de los valencianos, resultaron positivos del virus que había llegado de China. No hay tanta fatalidad, pero el sendero es claro.

            El presiente Trump, que se aceleró a cercenar el tráfico fronterizo en el norte de nuestro país, asegura –con la misma liviandad que lo hace el presidente López– que al terminar la Pascua, el 13 de abril, ya todo estará en orden.

            Eso no es cierto. Nos va a tomar un lapso mayor.

            Lo indudable es que de esta crisis, como hemos salido de todas las anteriores, saldremos. Eso no es el problema; tenemos médicos, enfermeros, camilleros, seres humanos de todo tipo que nos han dado muestra cotidiana de su dedicación, entrega y sacrificio –a costa de su propia vida– que nos va a llevar al nuevo amanecer.

            Los que hemos tenido la fortuna de hacer el amor enfrentamos, aunque nunca lo digamos, la pregunta de “y ahora qué”? Sin que haya similitud a la encrucijada que vamos a resolver ahora, la pregunta que nos debemos hacer, toda vez que vamos a salir de este asunto, es lo que sigue.

felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

// Félix Cortés

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Autor: stafflostubos
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