La mitad de las camas existentes en los hospitales privados de nuestro país –el presidente López dijo que tres mil quinientas- quedarán a disposición de los enfermos mexicanos que no puedan acceder a las camas del Seguro Social, el ISSSTE, con sus pedestres padecimientos de hemorroides, apendicitis, colonoscopia o gastroenteritis.
Eso facilitará, como todo orador lo dijo ayer, que las instituciones públicas de salud dediquen toda su capacidad a atender a los afectados de coronavirus. De hecho, los hospitales del sistema de salud pública serán centros exclusivos de atención a esta pandemia, por lo menos durante un mes.
De hecho, con el acuerdo firmado ayer en Palacio Nacional entre los hospitales del negocio y el negocio de darle salud al pueblo, resulta un énfasis en la realidad que los mexicanos conocemos desde hace mucho: hay enfermos de primera y luego todos los demás.
No nos equivoquemos. Se agradece la generosidad con la que los dueños de estos enormes negocios cuya cuota por cuarto es tres veces más alta que la del hotel Georg V de París, han puesto a disposición del populacho sus costosas instalaciones y médicos por si alguna mexicana derechohabiente se le ocurre parir en las próximas semanas, Podrá ver a su vástago envuelto en sábanas que, si no son de Holanda como en el poema, llevarán impreso el logo de los hospitales ABC, Muguerza o cualquier otro pomposo centro médico que no podría pagar.
Lo único que podemos desear los mexicanos es que este gesto de los dueños de los hospitales se quede exactamente en eso, un gesto. Ojalá que el virus maldito comience a ceder antes del prometido día de las Madres del presidente López y no se alargue dos meses más, hasta septiembre, como amenazó el subsecretario de salud, Hugo González-Gatell.
No puedo dejar de mencionar que don Marcelo Ebrard Casaubon, en su papel bien entendido de vicepresidente de la República que no tiene vicepresidente, le dio un zape al atildado subsecretario de salud y vocero único y presidencialmenteapapachado de la pandemia que va a acabar con la mitad de este país. Tiene rato de que el canciller, que no sabe de cuestiones de salud, aunque tampoco sepa de relaciones exteriores, dejó muy claro que en la mente del presidente López si ya se disipó la nube de la reelección no ha borrado el nubarrón de la permanencia. Y que el mejor supuesto heredero del poder es el hoy Canciller.
Por eso, el encargado de hacer tan importante anuncio fue el carnal Marcelo. Por eso, el subsecretario de todos los reflectores no andaba por ahí, como diría Aute.
En fin, como solía decir don Adolfo Ruiz Cortines: ¿para qué adivinas, si vas a saber?
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA, porque no puedo entrar sin tapabocas.- Señor Presidente, con todo respeto: ¿Le sobra un cachito para la rifa del avión? Se lo compro a cuatrocientos.
