Coparmex cantó el tiro al gobierno. En su estilo bravucón, de borrachín hocicón en la cantina envalentonado por el exceso de mezcal, el dirigente patronal Gustavo de Hoyos empezó su reciente reto a la 4T con el clásico “¡chinga tu madre!”.
Porque eso era, una vulgar mentada, el hecho de haber nombrado al rudo Javier Lozano como vocero de tan importante organismo empresarial. No puede interpretarse de otra manera el hecho de haber reclutado a un colaborador de Felipe Calderón especializado en insultar, un día sí y otro también, al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Algo pasó —probablemente en la 4T aceptaron el reto y noquearon en el primer round tanto al no-vocero Lozano como al dirigente De Hoyos— y se vino abajo el nombramiento.
Ni siquiera Javier Lozano merecía una humillación tan grande. Gustavo de Hoyos cuando se vio presionado seguramente por sus jefes, los más grandes empresarios, las más grandes empresarias de México, salió del problema humillando al vocero por un día.
Como ha dicho el monero Hernández, el dirigente de Coparmex dejó a Lozano como un idiota. Si Javier a alguien debe cobrarle la factura es al desleal de De Hoyos, a nadie más.
Cuando reabran los restaurantes de la Ciudad de México invitaré a Lozano a comer. Con vino de mil pesos. Las penas con la bebida adecuada se olvidan rápidamente.
Ya me dirá Javier por qué fue tan bruto de confiar en un tipo evidentemente chafa como el líder de la Coparmex. Ojalá ya entienda que personas con pensamientos golpistas como Gustavo de Hoyos no son capaces ni siquiera de ser educados. Porque vaya que fue una falta de elemental cortesía haber nombrado a un vocero solo para correrlo a las 12 horas.
La buena noticia es que con una derecha radical tan tonta, la 4T está a salvo.