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El presidente siempre tendrá la razón

Por Carlos Chavarría

El presidente está desgastado, así es el poder, desgasta. El presidente no sabe y cree saber de muchos temas, también es cierto. El presidente es mal orador, comprobado.

Todo lo que se percibe del presidente es verdad, pero el presidente no está hablándole a los empresarios, a los profesionistas, a la clase media, ni siquiera a su misma clase política, a los de su partido, López Obrador se está dirigiendo a las clases populares, esa sociedad que construye leyendas urbanas, que razonan en base generalizaciones y explicaciones sobre simplificadas o de café, y concluyen a  partir  de cualquier caso real o inventado.

Así las cosas, el presidente siempre tendrá la razón. El mexicano común, el auditorio del presidente, piensa que sacar petróleo es nada más escarbar en la tierra, y que gobernar, hacer casas y carreteras no tiene chiste.

Para el mexicano que apoya a AMLO, todos los políticos y los que trabajan en el gobierno son ratas. Todos los empresarios y los que han tenido éxito están retratados en la película “Nosotros los pobres, ustedes los ricos” del realizador Ismael Rodríguez, y sin excepción son explotadores descarnados a cual mas de egoístas.

Al mexicano no le gusta la crítica o pensar demasiado en algo, el actuar por impulso es mejor, “al cabo ya Dios dirá”, así es el presidente. El mexicano es maniqueo, el presidente también.

El mexicano que votó por AMLO, es bueno y sabio, claro que lo es porque se cree lo que le diga cualquiera que hable contra el poder y los ricos porque además eso explica las desgracias que padecen.

Los números no se le dan a López Obrador, al mexicano tampoco. Al mexicano se le dan más los calificativos, y las comparaciones cualitativas enseñan más. Si estás feliz ¡para qué quieres más!

El presidente sabe que moviéndose en esos lugares comunes que tanto gustan a los mexicanos, siempre tendrá la razón frente a ese 70% de la población que él definió como los pobres, el problema reside en que las soluciones y estrategias que está aplicando no darán los resultados que él y su 70% suponen que vendrán.

No resultará porque una cosa es centrarse en los síntomas y otra atacar las causas. No se acabará la corrupción porque aunque mucho se hable en contra de ella, se acabará cuando se aplique la ley y se abandonen las malas prácticas y por ese rumbo no se ven intenciones de cambiar.

No acabaremos con la inseguridad porque apelemos a las buenas razones  y los corazones de las mamacitas de los criminales, como tampoco porque se reparta algo de dinero a un grupo selecto de los pobres. Para contener el crimen es necesario mejorar la praxis de la ley, que la experiencia promueva  el respeto a la autoridad, para luego recompensar lo bueno y castigar lo malo.

No se acabará con la desigualdad porque de vez en vez le quitemos  a las hormiguitas trabajadoras para repartir a los que ellos asumen como pobres, pero que bien suena imitar a Robin Hood para el mexicano de a pie.

A los mexicanos nos gusta el tutelaje, que el gobierno y los demás se encarguen de todo lo malo para que así tengamos solo lo bueno. En tanto seamos así existirán siempre vivales en la política que tendrán razón en su discurso y estarán dispuestos a darnos lo que les pidamos aunque en el intento se pierda el país mismo.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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