Por Francisco Tijerina Elguezabal
“No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.” // Confucio
Creo
que la inmensa mayoría de los mexicanos desconocemos la existencia
de Nacajuca, un municipio de Tabasco, tal vez el más pequeño de esa
entidad.
Resulta que en Nacajuca un comerciante decidió
abrir su negocio, una papelería, guardando las condiciones, normas y
restricciones de la “nueva normalidad” por el coronavirus, pero
eso no lo importó a una bola de orangutanes de la policía estatal
que con lujo de prepotencia y violencia le cerraron su negocio y con
un clarísimo abuso de fuerza le detuvieron.
En medio de
los estragos que ha dejado el huracán “Cristóbal” en la
entidad, con miles de damnificados, con una población sumida en la
miseria e incertidumbre por no poder trabajar por la cuarentena, el
gobernador morenista Adán Augusto López Hernández manda a sus
policías a reprimir a los comerciantes que se buscan una forma
honesta de conseguir recursos y con lujo de violencia los reprimen y
detienen.
La escena es patética y el miedo se convierte
en ira cuando escuchas la voz de uno de los uniformados que al
reclamo de un ciudadano que graba con su celular la terrible escena
le cuestiona: “¿A ti también quieres que te
llevemos?”
Solidaridad, congruencia, coherencia,
sensibilidad, son palabras que parece están fuera del diccionario de
los gobernantes en Tabasco.
El hombre no pide ni limosnas
ni apoyos, simplemente abre su negocio para ofrecer mercancías y
ganarse el diario sustento. No es un rico potentado millonario, antes
de bajar la cortina mete dentro de su local su humilde bicicleta, su
medio de transporte, para resguardarla. ¿Así o más claro?
Pero
la insensibilidad de un gobierno y de sus gobernantes no conoce de
sentimientos o del hambre, no entiende y si sus policías actúan de
esa manera no es por otra cosa que por el mandato de sus superiores
que lo permiten.
Triste ver a un México así en el que
los ciudadanos de bien son atacados por los que deberían ser sus
protectores.
En breve, cuando halla elecciones, no se
queden de que les den la espalda, porque se están ganando solitos el
repudio de los electores.