Por Waldo Fernández
Durante décadas, las élites económicas y políticas que hoy critican al Presidente, e incluso impulsan un movimiento con tintes golpistas para incitar a un grupo social a que salga a protestar y pedir su renuncia, durante años, esas élites aplaudieron y se mostraron satisfechos con gobiernos anteriores porque, según dijeron, aplicaron fórmulas económicas responsables para mantener las finanzas públicas sanas y con ello certidumbre y estabilidad.
En lo esencial esas “fórmulas económicas responsables” giraron en torno al manejo consciente del déficit fiscal, es decir que no hubiera o al menos no se aumentará de modo alarmante la deuda pública; que se redujera el tamaño del gobierno y que se mantuviera la independencia del Banco de México. Por cierto estos tres puntos han sido cumplidos y aplicados con un rigor nunca antes visto en el Gobierno de López Obrador.
Se preguntará usted ¿entonces por qué esta furia contra el Presidente por parte de las élites? ¿Qué SÍ cambió con respecto a los gobiernos del PRI y del PAN?
El fondo de este enojo de las élites, la razón por la que ahora invierten, y mucho, en manipular la opinión pública para provocar que un grupo social minoritario identificado con ellos salga a protestar, tiene que ver con acciones que el gobierno de López Obrador ha llevado a cabo y que han afectado sus intereses, vaya que les han pegado en la bolsa y eso, pegarles en el dinero, aunque sea por el bien común, es algo que a las élites los hace, perdóneme la palabra, encabronar… Ese es el fondo de su enojo, por eso sacan a las calles a su tropa, por eso salen a protestar.
Salen a protestar porque ahora sí tienen que pagar impuestos, porque en este gobierno se acabó la condonación fiscal. En los gobierno de Peña Nieto y Calderón se condonaron alrededor de $400,902 millones, y Fox puso en resguardo la cantidad que condonó, así que le apuesto que cuando es información se haga pública la cifra será de escándalo.
Salen porque ahora hay una lucha contra la corrupción, porque bajo el liderazgo del Presidente López Obrador, por ejemplo, el Congreso ha reformado nuestras leyes para clasificar el soborno y la malversación de fondos como delitos sin derecho a fianza para prevenir y castigar a corruptos.
Salen a protestar porque ya no pueden vender ni comprar facturas falsas.
Salen a protestar porque todavía no superan que se haya cancelado la construcción de un aeropuerto alrededor del cual había negocios multimillonarios para ELLOS, financiados con deuda y dinero público, con dinero de los mexicanos.
Salen a protestar porque este gobierno aspira a recuperar la soberanía energética, y eso es un insulto para ellos porque ese negocio, el del petróleo ya estaba en sus manos. Dese cuenta que con la construcción de Dos Bocas, por ejemplo, se les arrebatará un negocio, el de la importación de gasolina que una parte de esas élites maneja.
Salen a protestar porque este gobierno quiere que los partidos políticos reciban menos dinero, y eso significa que los políticos al servicio de ESAS élites dejarían de ser financiados con nuestro dinero y tendrían que hacer carrera financiados por sus verdaderos amos.
Y hay que decirlo también, esas protestas son infladas por algunos medios y periodistas porque este gobierno cerró la llave del gasto en la publicidad oficial que durante sexenios se utilizó para cerrar bocas, comprar plumas y hermanar voluntades.
En última instancia protestar es un derecho, que lo sigan haciendo, adelante…
PERO que quede claro que en su desesperación le han apostado ha alimentar un discurso de odio, de racismo y de clasismo que puede salirse de las manos.
Alimentan sin escrúpulos y con total irresponsabilidad el discurso de que cualquiera que apoye al Presidente es un ignorante, un zombie, un huevón o un muerto de hambre. Están sembrando odio y divisionismo aunque luego se hagan las víctimas y los ofendidos. Tiran la piedra y esconden la mano.
Queda claro que a esa élites les arde tener que lidiar con un Presidente que no está dispuesto, como si estuvieron los demás, ha ser servil con ellos y convertirse en su lacayo.
Acostumbrados a mandar, les irrita que este Presidente no se asuma como otro más de sus empleados y tenga la osadía de enfrentarse para defender los intereses de todos los mexicanos.
Están enojados, iracundos, fuera de sí… Pero también tienen miedo, y mucho, porque les queda claro que Andrés Manuel López Obrador tiene el apoyo de una mayoría de millones de mexicanos que creen en él y en este cambio.