Por Félix Cortés Camarillo
Juan Carlos de Borbón, primero de España, anunció que abandonaba España, después de que salió a la luz el escándalo de corrupción millonaria, de la mano de los países árabes y de los pies de una su amante Corina. El escándalo es mayor: para facilitar la construcción de un tren rápido a la Meca se embuchacó millones de euros, y aprovechó su poder para transferir cantidades chonchas a las cuentas de su amasia. Sus relaciones de escándalo salieron a la luz cuando en un viaje de cacería de elefantes a Botswana en compañía de su pareja, se rompió accidentalmente la cadera y volvió a Madrid confeso y todo.
Juan Carlos fue designado como sucesor en el poder por Francisco Franco, al terminar cuarenta años de dictadura. Ejerció su autoridad de jefe de Estado con elegancia y solamente una vez con firmeza, cuando la insurrección de Tejero con los balazos en la cúpula del edificio de las Cortes de Madrid. Entregó el trono a su hijo Felipe, cuya esposa, la hoy reina de España, se refocilaba en Guadalajara con los miembros -dije miembros- del grupo musical Maná.
Don Juan Carlos, llamado rey emérito, huyó de su país. Ya lo había hecho, antes de anunciarlo en una carta al rey su hijo, y antes de salir de España. No confesó su destino actual. Es posible que tenga alguna finca mirando al lago Cuomo, en la Suiza donde guarda muchos millones de euros producto de sus cochupos, de los pillos grandes.
El asunto es que el esquema monárquico que sobrevive con angustia en Europa, ya no tiene para donde irse. La estirpe de la Gran Bretaña se revuelca entre una nonagenaria, su marido invisible y su progenie más en el espíritu norteamericano que en la ceremonia del té de las cinco.
Del rey Emérito de España, nadie sabe a dónde fue; puede que se oculte en las vecinas Lichtenstein o Andorra, que suelen ser escondrijos favoritos De lo que no cabe duda es que, como alguna vez se dijo aquí: reyes los de la baraja.
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA PORQUE NO ME DEJAN ENTRAR SIN TAPABOCAS: Con todo respeto, Señor Presidente, usted no tiene memoria, pero don Emilio Azcárraga Vidaurreta inventó la Telesecundaria antes de que usted naciera y luego en el poder ladrara que no había precedente -en el mundo- del uso de la televisión en la educación.
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