Por Eloy Garza González
No es un escenario deseable, pero es probable que Donald Trump se reelija como presidente de EUA. ¿Por qué si Joe Biden le saca en las encuestas más de 10 puntos? Así fue hace hace dos meses, pero ahora la diferencia entre el demócrata y el republicano se cierra notoriamente. Y eso opera a favor de Trump, no de Biden.
Los principales culpables de la probable victoria de Trump el próximo noviembre serán los medios masivos convencionales (que están contra las cuerdas por Trump y por la trama rusa) y las campañas de fake news cortesía del zar Putin.
En Facebook y Twitter siguen dándose por ciertas muchas noticias absurdas o exageradas. Sus algoritmos priorizan ahora más que nunca las notas más compartidas antes que las comprobables. Facebook, la red de Mark Zuckerberg, se ha vuelto como nunca campo minado: hay que andarse con cuidado al leer cualquier post o meme político de EUA.
La difamación cotidiana es trending topic en ese país. La falsedad funciona y concentra a millones de despistados seguidores de Trump. Las huestes de Biden, en cambio no se atreven a difamar: por éticos o por timoratos, lo mismo da.
Insultos, exageraciones y ponzoña escrita no tienen precedente en ninguna campaña presidencial de EUA. Facebook se ha convertido políticamente en el circo de los horrores. Y este escenario demencial lo capitaliza Donald Trump, acostumbrado a ser el payaso de las bofetadas en cuanto concurso de Miss Universo o lucha WWE tuviera a la mano.
Si tomamos en cuenta que 64% de los norteamericanos cree como si fuera religión cualquier noticia posteada en una red social (según estudios de la Pew Research Center), se entenderá por qué la era Trump se conoce como the post-truth: la era posterior a la veracidad. Tanto así, que ya Facebook y Twitter anunciaron por enésima vez que “no volverán a aceptar publicidad de apps o páginas que contengan contenido ilegal o engañoso”. A estas alturas, ya nadie se las cree.
