Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Prohibir algo es despertar el deseo.” //
Michel de Montaigne
Diese
la impresión de que en materia de política y gobierno vamos hacia
atrás en lugar de avanzar.
Triste es cuando los gobiernos
no encuentran más salidas que las prohibiciones y con ellas las
amenazas de sanciones, imposición de multas o la privación de la
libertad.
Más grave cuando pareciera que es el único
camino que conocen y que sin pena, pudor o recato emprenden sin antes
haber analizado otras opciones o salidas.
Así, diputados
de Morena a nivel nacional ya trabajan en una iniciativa de ley para
prohibir la venta de comida chatarra a menores de 15 años bajo el
argumento de que somos un país de obesos cuya gordura le cuestan
mucho dinero al sistema de salud.
Debo decir que la
afirmación me parece un exceso porque desde el inicio del nuevo
siglo hemos sido testigos de una importante transformación en la
alimentación y hábitos de la juventud mexicana que asumió la vida
sana como una religión y así incrementó el consumo del agua por
encima de otras bebidas, empezó a llenar los gimnasios y ponderó la
comida saludable por encima de los guisos y fritangas
tradicionales.
Así han crecido y junto con ellos han
llegado camadas de más mexicanos que vienen con la misma escuela.
Sí, de cuando en vez comen un antojo, pero tenemos que ser claros al
decir que son mucho más sanos y conscientes, por lo que la absurda
ley de los diputados morenos no viene al caso.
De igual
manera ocurre en Monterrey en donde nos salieron con la novedad de
que habrá que separar la basura en los hogares so pena de hacerte
acreedor a multas si no lo haces así.
Y bueno, es un tema
mucho más complejo porque a pesar de años de campañas y saberlo,
la autoridad no ha encontrado la manera de convencer a los ciudadanos
de hacerlo y como no hay para ellos forma, aquí te voy con mi
pequeña hacha y te asusto con multarte.
El tema tiene
como diez mil aristas: uno, ¿con qué bolsas van las amas de casa a
separar en tres su basura si las bolsas de plástico están
prohibidas?; dos, ¿en qué camiones van a cargar de manera
independiente cada tipo de basura si los recolectores tienen apenas
un contenedor al que, para colmo, compactan cada tanto tiempo para
que le quepa más basura junta?; y, tres, ¿quién será el encargado
de andar revisando el cumplimiento de la amenaza e imponiendo las
multas?
Antes de andar asustando con el petate del muerto,
nuestros gobernantes tendrían que haber impulsado una campaña de
concientización, al tiempo de impedir que los pepenadores que rondan
calles y colonias desarmen materialmente cada bolsa para buscar lo
valioso y diseñar un esquema que permita la recolección de cada
grupo de manera independiente.
Pero no, aquí lo que hay
que hacer es prohibir.
Por eso una y otra vez les decimos:
prohibido prohibir.
ftijerin@rtvnews.com