Por Obed Campos
Que Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León otorgue el nombramiento de titular de la recién creada Unidad de Inteligencia Financiera a Bernardo González Garza, no debería espantar a nadie… si no hubiera pecadores con piedras en la mano.
Se lee en las columnas de hoy en Nuevo León que el arribo del exsecretario de Seguridad en Nuevo León y ex encargado del despacho de la alcaldía de Monterrey al nuevo puesto estatal, fue recibido muy bien en el gabinete del estado, “donde lo conocen muy bien desde que fue subprocurador de Justicia, luego procurador y después secretario de Seguridad”.
Que igualmente los mandones de las fracciones del PAN; PRI y Morena en el Congreso del estado se congratularon con el nombramiento, aunque con la advertencia de que la nueva oficina de la que se va a encargar Bernardo no debe de convertirse en un arma de persecución.
Destacan los columnistas la buena relación de González Garza con el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, su homólogo en la federación Santiago Nieto Castillo y que llega con tres expedientes abiertos para trabajar, aunque no dicen cuáles.
Habría que preguntarle a la sombra que escribe la columna M.A. Kiavelo en El Norte, papá de Reforma a quienes se refiere con estas líneas: “AVER si “casualmente” entre los primeros casos que ya tiene detectados la UIF estatal–según declaró el propio Bernardo– no aparecen algunos aspirantes a Gobernador, Alcaldes y Diputados para el 2021. ¡Gulp!…”
Porque el que nada debe, nada teme, o como dicen que dijo el de Galilea: “El que esté libre de pecado…” que lance su primer columnazo periodístico.