En los Países Bajos ya es posible hacer una buena acción a favor del planeta cuando llega la muerte. Una empresa creó el denominado «Living Cocoon” (ataúd viviente), que acelera el tiempo de descomposición de los cadáveres a dos o tres años, convirtiéndolo en abono para la naturaleza.
La empresa afirma que de esta manera se posibilita el enriquecimiento de la tierra gracias a los beneficios del micelio, una parte vegetativa de los hongos.
Bob Hendrikx, inventor del «Living Cocoon«, contó que decidió crearlo mientras se encontraba en su laboratorio de la universidad tecnológica de la ciudad de Delft.»Se trata de un ataúd que es de hecho un organismo fabricado con base en la estructura vegetativa de los hongos, los mayores recicladores de la naturaleza”.Bob Hendrikx, creador del «Living Cocoon»
El féretro está hecho con plantas, raíces y microbios. Cuando se entierra es capaz de enriquecer el terreno que está alrededor y mejorar el medio ambiente, gracias a que los hongos «descomponen nuestro cuerpo en nuevos nutrimentos para que la naturaleza se expanda», explicó Hendrikx.»El micelio y los muchos microorganismos que se encuentran en el interior acelerarán el proceso de descomposición y neutralizarán las toxinas en la tierra, en nuestro cuerpo y enriquecerán la naturaleza»Bob Hendrikx, creador del «Living Cocoon»
Recientemente, el cajón fue utilizado por primera vez por una señora de 82 años cuyo cuerpo quedará totalmente descompuesto, ya no en los 10 años que tomaría en un ataúd clásico de madera, sino en un lapso de entre 2 y 3 años.
Su creador destaca que el propio ‘ataúd viviente’ se descompone más rápido, entre 30 y 45 días, frente a los más de 10 años que necesitan las partes barnizadas y metálicas de un ataúd básico para desaparecer.
El costo actual del innovador ataúd es de mil 500 euros (más de 38 mil 500 pesos mexicanos), lo que en Europa resulta más barato que uno de madera.