Por Waldo Fernández
En el 2018 millones de mexicanos salieron a votar con esperanza y convicción de que el país necesitaba un rumbo diferente que permitiera dejar atrás décadas de agravio en contra de México por parte de un sector de la clase política que hasta entonces gobernaba.
En aquel momento una mayoría se unió en torno a la idea de un proyecto de país que meses después se constituyó en gobierno y arrancó oficialmente el gobierno de la cuarta transformación.
Lo que vino después fue un esfuerzo colectivo para efectivamente llevar a cabo y consolidar un cambio de rumbo que fue por lo que votó esa mayoría en la elección del 2018.
Durante los primeros 15 meses de ese nuevo capítulo en la historia de México ocurrieron sucesos inéditos en nuestra vida pública, fundamentalmente basados en el combate a la corrupción.
Esos sucesos, como era de esperarse, cimbraron a la esfera política de tal manera que la opinión pública y un sector del país se polarizó.
Y en esa polarización estábamos cuando la pandemia del COVID nos sacudió.
Es justo marcar un antes y un después a partir de ese suceso sencillamente porque lo que estamos enfrentando como país y como pueblo es una guerra. De ese tamaño es el suceso, esa es la magnitud de la circunstancia que enfrentamos como nación.
Pero lamentablemente hay un sector de la clase política que sigue sin entender la gravedad de la catástrofe que enfrentamos.
A juzgar por los hechos, están tan empecinados en que fracase una persona a quienes ellos conciben como su enemigo, que no les importa darle la espalda a México. En el peor momento de nuestra historia ellos eligen sembrar odio y división.
Pero no es a ellos a quienes quiero hablarles sino a los millones y millones de personas que habiendo votado o no por el proyecto e idea de país al que ahora se encamina México, están convencidos de que a pesar de las circunstancias se han dado avances en el camino correcto.
Hoy más que nunca esa idea de una cuarta transformación de nuestra vida pública necesita que la mayor cantidad de mexicanos se unan en torno a ella.
Teniendo claro que esa unión trasciende personas y colores de partido, se trata de México, de superar juntos uno de los peores momentos que hemos vivido nación.
Hoy por primera vez en la historia se está llamando a cuenta a una parte de la elite política que simple y sencillamente se prestaba el poder de uno a otro para beneficiar a unos cuantos.
Hoy por primera vez en la historia de nuestro país se está cuidando a los que menos tienen, a los que no tenían una voz, a los que todos los días eran víctimas de una injusticia.
Hoy por primera vez en la historia se está combatiendo la corrupción, pero no sólo metiendo personas a la cárcel como está sucediendo, sino también acabando con un sistema anquilosado en el cual el fingir ser opositor generaba dividendos en detrimento del pueblo.
Hoy por primera vez no han aumentado impuestos, no han pedido sacrificios adicionales, se está haciendo mucho más con lo mismo, partiendo de la idea de reordenar un presupuesto que anteriormente estaba basado en generar líderes totémicos o faraones al servicio del presidente.
Si estás en contra del Presidente te pido que me digas las tres cosas en las que el Presidente te ha afectado y si estás a favor es un obligación moral unirse en torno a la cuarta transformación.