Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador.” // Federico Fellini
Cada lugar de México tiene sabores y olores únicos, platillos icónicos que aún y cuando no sean de la región, adquieren en una pequeña fonda, en un restaurante de lujo o en algún lugar, una sazón especial que los vuelve históricos y un referente por largos años en cada población.
Con motivo del aniversario de la fundación de mi querida Aguascalientes, la diputada local Elsa Amabel Landín subió en redes sociales una propuesta que me resultó interesante con una frase que dice algo así como “¿A ti a qué te sabe Aguascalientes?” al tiempo que ella misma se respondía diciendo que a un bolillo con crema, cueritos y chile jalapeño.
Pero esa tierra de gente buena tiene muchos otros sabores. La paella que prepara mi hermano Manolo Ayala o la de Evodio; los sitios en donde venden tacos de tripitas o de cochinita pibil, las botanas del Merendero San Marcos o las tortas de varios guisos en una verdadera bomba por las mañanas.
Y así, cada lugar en México tiene sus lugares específicos y variados con platillos que tienen un sabor especial.
En mi querido Monterrey don Mario ha vendido por más de 40 años unas tortas de pierna de puerco inigualables. Primero en Calzada Madero y Edison y desde hace unos años en 20 de noviembre frente a la Plaza Santa Isabel, el hombre tiene un humilde carretón, pero sus tortas, lo juro por Dios, son un manjar.
Quien disfrutó de los tacos dorados de “El Güero Livas” en Arteaga y Rayón, todavía habla de ellos, de igual manera que los recordados coctéles de camarón de Gabino, en Tapia y Juan Méndez, o los tacos a vapor de don Pancho cuando se instalaban en la calle Diagonal, junto a la puerta del estacionamiento de El Diario de Monterrey.
Los de barbacoa de “Milo” en Ruiz Cortines y Edison, el menudo de Don Luis en el Mercado del Norte, los tacos de “El Primo” en Martín de Zavala.
Y en cada lugar de México existen sitios así.
Celebro y aplaudo la iniciativa de Elsa Amabel, porque nos brinda un sentido de pertenencia y porque, además, en momentos como el que vivimos, nos invita a hacer comunidad y consumir productos locales.
¿A ti a qué te sabe tu ciudad?
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