Por Obed Campos
Las cifras de caídos por el Covid-19 o, como se dice correctamente en términos científicos, SRAS-CoV-2, están para ponerle los pelos de punta a cualquiera. Ya rebasamos en México los 300 mil casos y los especialistas ponen de aquí al 15 de enero como tiempo crítico.
Los pesimistas hablan de sobrepasar el medio millón de incidentes con enfermos por este mal.
Asusta que una parvada de buitres sobrevuele en círculos, como se ve en dos videos, hospitales del IMSS supuestamente en Chihuahua.
Los zopilotes, buitres, gallinazos, o auras, son aves de carroña que, de acuerdo al imaginario popular, traen malos presagios. La verdad es que son el cuerpo de limpieza de natura, pero eso no deja de asustar.
Pero fuera de los pajarracos, me dicen los que saben del tema que, obvio, el agua es vital y el IMSS NO la tiene.
Las clínicas bautizadas como Clínicas Covid batallan para tener abasto del vital líquido, e incluso particulares y empresas han donado botellas de agua porque el instituto no las tiene clasificadas como de consumo básico y, por lo tanto, no hay presupuesto para adquirir agua potable.
Los cilindros de oxígeno son otro problema, porque de nada sirve tener tanques si el resurtido de ese gas está programado para cada 8 días, pero al quinto día, generalmente, se vacían los tanques y aunque los administradores presionen para el resurtido, este llega el día 6 o 7 y si alguien lo necesita y no hay, los médicos no pueden hacer nada, por lo que los pacientes se ahogan.
Son muchas las bajas por falta de oxígeno, pero estas no existen para el idioma triunfalista de los jefes del IMSS.
Otro de los problemas graves es que los protocolos a seguir para recoger los cuerpos de los muertos por Covid-19 son lentos y las funerarias están llenas por lo que se han juntado los cadáveres que no alcanzan área refrigerada en algunos hospitales.
Los empleados han tenido que habilitar los sótanos, sin refrigeración… con los obvios nefastos efectos.
Gente que ha estado en la primera línea de combate a la enfermedad me dice que los enfermos de Covid tienen un olor característico, el cual aumenta en los difuntos de Covid y creen que por ello, y por la mala filtración del aire de los hospitales, es que los buitres sobrevuelan los hospitales, atraídos por los olores.
Pero entre que no quieren asustar y no quieren verse como fracasados en esta lucha, las autoridades maquillan todo… hasta la cara del bicho.