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Por Félix Cortés Camarillo

Estos tiempos modernos nos han probado diversas tesis con las que no estábamos totalmente de acuerdo. En primerísimo lugar, que este país es proclive a hacer de la tozudez un vicio infeccioso y de muy frecuente contagio. Eso, unido a la afición de tomar decisiones intempestivas en base a intuiciones, sensaciones u ocurrencias. Cuando en el centro del país se hacen estas aficiones costumbre favorita, estamos jodidos todos ustedes. Lo que hace la mano hace la tras.

El jueves pasado, como conejo de chistera los señores Jaime Rodríguez, Manuel De la O, y Roberto Rusildi decretaron el cierre de la economía estatal en Nuevo León causando un daño irrecuperable a la economía del estado. Por sus purititos azules, el gobernador y los secretarios de salud y de desarrollo, que eso es lo que dicen que son y por lo que cobran, dictaminaron que salvo las farmacias, gasolineras y tiendas de convivencia en todo el estado bajaran sábado y domingo las cortinas con un daño significativo a los empresarios, comerciantes y consumidores.

No solamente el fin de semana pasado: las restricciones al comercio y al empleo se extenderán a los dos fines de semana siguientes, los dos más fructíferos para el comercio y la hostelería en todo el mundo en el que rige el calendario judeo-cristiano. Pero aún hay más, como dice el clásico: si los nuevoleoneses siguen portándose mal, supermercados, restaurantes, tiendas y tendajones tendrán que cerrar no solamente los fines de semana sino además de lunes a viernes.

Está precisamente comprobado que los contagios del Covid 19 no se producen en los restaurantes que respetan la sana distancia entre las mesas que se usan y entre las sillas ocupadas. Que los supermercados, que siguen estricto control de flujo en sus tiendas y en los cubrebocas, a pesar de lo que diga o deje de decir el presidente López y su alter ego el doctor López-Gatell.

La videncia del pasado sábado y el domingo fue estrujante: mientras las autoridades de comercio y policía cuidaban que las puertas de Sorianas y HEBs permanecieran bien cerradas, el comercio ambulante que es dueña de calles y cruceros en la capital de Nuevo León operaban ante la mirada de los vigilantes, sin protección, cubrebocas o precaución alguna, aglomerados los asistentes como en boda de rancho.

Empeñados en acabar con la economía formal, la que sí paga impuestos y guarda las normas de sanidad, los gobernantes de Nuevo León protegen a la economía informal, evasiva e ilegal.

El presidente López está sembrando vientos y malos ejemplos;; ya vendrán las tempestades contagiosas.

PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿realmente necesita usted que las autoridades electorales de nuestro país le documenten que sus actividades actuales son actos partidistas, electoreros e ilegales? ¿Solamente necesita motivos para darle con su cimitarra implacable al INE, de las pocas instituciones semidemocráticas que nos quedan?

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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