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Por Félix Cortés Camarillo

PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿usted se acuerda de las predicciones de su gurú epidemiológico el 4 de junio de este año que agoniza, cuando no nos imaginábamos lo que estaba fraguando?

El año, no su gurú.

El doctor Hugo López-Gatell adelantó que cuando las muertes causadas por la pandemia del Covirus 19 en México llegaran a los sesenta mil personas, la situación sería catastrófica. Parecía entonces 60 mil muertos… parecía una cifra lejana e hipotéticamente reconfortante. En esa fecha le escribí aquí mismo, señor Presidente, que para el 24 de diciembre la cifra de muertos mexicanos sería de cien mil. Al parecer, me equivoqué nada más por un veinte por ciento: hoy, que es Nochebuena, ya sobrepasamos los ciento veinte mil decesos.

 No se trata de una competencia de pronósticos deportivos; aquí el asunto es la irresponsabilidad del estado mexicano, que no tiene que ser descubierta en reportajes del New York Time o del Wall Street Journal para apenarnos. La verdad incontrovertible es que nos han mentido cínicamente con las cifras trucadas, inventadas, trianguladas o simplemente negadas.

¿Cuál es la diferencia entre un muerto y mil? ¿Entre sesenta mil y su doble?

La respuesta es una obcecación en afirmar que no hay otra ruta que la nuestra, ni otra verdad que la que nosotros decimos. La terquead en descalificar de entrada todo criterio que se oponga al dogma, estigmatizando a toda oposición en las llamadas conferencias de prensa de las mañanas a los fifís, neoliberales, reaccionarios, chayoteros o lo que se le ocurra al presidente López agrediendo, insultando, desacreditando y fomentando la virtud inmaculada de las “benditas redes sociales” que el presidente López asume incondicionales de su lado.

 Esta demagógica actuación ha llegado a proporciones circenses.

El otro día, el llamado “lord molécula” se presentó a la conferencia ataviado con un multiculor traje de payaso para comenzar quejándose de que solamente le permiten ingresar a ese primer foro de la Nación dos veces al mes y seguir luego con agradecerle al señor presidente López su sacrificio por la Nación y entregarle luego una ofrenda navideña.

 Carlos Pozas no se dio cuenta -ni sus patrocinadores lo hicieron- que en su queja estaba poniendo al descubierto que los llamados ejercicios de comunicación circular -ergo las Matutinas- no son un foro abierto. Que hay un sistema de control para decidir quien entra y quien no, qué pregunta quién y qué ilustraciones va requerir la pregunta o la respuesta: como el casual recorte de una caricatura de Hernández acusando a Joaquín de corrupto.

 Viva la libertad de prensa y de réplica.

‎felixcortescama@gmail.com

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Autor: stafflostubos
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