Por Eloy Garza González
Mal está el gobierno de Nuevo León, y en especial Manuel de la O con sus planes de cerrar industrias y comercios a lo bruto. Pero peor estará si no presentan un paquete de apoyo público y privado a las pymes de Nuevo León. Vamos muy retrasados y el paciente está grave, en cama e intubado.
Nos metieron sin quererla ni temerla en una crisis sin precedentes y quieren culpar únicamente al outsourcing, o subcontratación. Ningún político que yo sepa está haciendo nada. Ni Adrián de la Garza ni Samuel Garcia ni nadie. ¿Qué les pasa? ¿Están catatónicos? ¿Viven en un universo alterno? ¿Creen que la gente votarán por ellos con sus mediocridades a cuestas?
Un grupo de comerciantes, de los más diversos giros, hemos decidido entonces aventarnos al ruedo de una vez por todas para presentar un paquete de apoyos económicos a fin de que los opere el presidente López Obrador o el gobernante que tenga voluntad y decisión, si es que existe alguno.
En ese paquete bien pensado, al margen de grillas y de campañas electorales (mala suerte para nosotros que coincidieran con la pandemia), proponemos que se difiera el pago de impuestos y de servicios, como la energía eléctrica, gas y agua, para salvar a nuestra gente de la crisis de liquidez y del desempleo (ya van más de 350 mil trabajadores sólo de Nuevo León arrojados a la calle en los últimos seis meses y este estado norestense se considera uno de los 8 con mayor pérdida de empleo en el país).
Hasta ahora nadie ha formulado un verdadero plan de rescate económico, ni se ha promovido una de nuestras principales propuestas: un salario solidario y un seguro solidario que signifiquen salarios mínimos generales a lo largo de los próximos seis meses para los desempleados provocados por la pandemia.
Las empresas grandes guardan sus reservas para sortear el vendaval. Les hace esta crisis lo que el viento a Juárez. Pero las empresas chiquitas, en cambio, no podrán sobrevivir solas; muchas ya duermen el sueño de los justos, quebraron y otras quebrarán muy pronto en los próximos dos meses. Y las demás pasarán a formar parte de lo que yo llamo empresas-zombi, muertas en vida. ¿Es el fin de las clases medias? Sin afán de ser alarmista, así lo creo. Las pymes sufren un freno brusco, brutal de su economía. Han chocado contra una pared y a una velocidad de 150 kilómetros por hora. ¡Imagínese usted!
Esta semana mandaremos nuestro plan de rescate a las pymes al gobierno estatal y federal, a ver cuál de los dos nos hace caso primero, para contar con una base de al menos 250 millones de pesos en subsidios a nivel local. Y si no, nos veremos en las urnas. Los vamos a correr a todos. Debe tenerse claro la importancia de respaldar a las pequeñas y medianas empresas, antes de que sea demasiado tarde, bola de irresponsables.