Por Federico Arreola
No se piense que ya participan en la famosa porra del Toluca los señores Alejandro Junco, padre e hijo, directivos principales de Reforma y El Norte; Juan Pardinas, capo editorial de Reforma, o Martha Treviño, talentosa profesional del periodismo poco conocida fuera de Monterrey, pero cuyo liderazgo ha sido fundamental, durante unas tres décadas, en el éxito periodístico de El Norte —quiero pensar que decisiones que la rebasan son las culpables de algunas notables metidas de pata informativas de esta organización.
Hablo de otra perra brava, no necesariamente relacionada con el futbol —existe en todos los sectores de la vida, pero es particularmente furiosa en los ámbitos de la política; también en el periodismo cuando este se deja llevar por el resentimiento—. Estoy haciendo referencia a la perra del famoso refrán: que es tan brava que inclusive a los de casa muerde.
Tatiana y la cultura regia
Tatiana Clouthier es una mujer liberal en el mejor sentido de la palabra; de ninguna manera puede ser considerada una izquierdista fanática.
Es hija de un prócer de la mejor política mexicana, Manuel Maquío Clouthier, quien ya era relevante por su trabajo en el sector privado antes de haber participado en procesos electorales —uno de ellos, el que ganó a la mala Carlos Salinas de Gortari, terminó por costarle la vida a Maquío, según la versión más creíble, que desde luego contradice la explicación oficial que durante años nos vendieron.
En efecto, Maquío era un conocido hombre de negocios desde bastante antes de ser invitado a participar en el PAN. Uno de sus grandes logros tuvo que ver con la educación privada. Clouthier desempeñó un rol muy importante en el proyecto que llevó el Tecnológico de Monterrey a Culiacán, Sinaloa.
Esa es la razón de que a su funeral asistió el entonces rector Rafael Rangel Sostmann. No me lo cuentan, lo viví. Rangel me invitó a acompañarle en aquel viaje a la capital de Sinaloa. Durante el trayecto me contó que iba con la representación del Tec no a las exequias de un dirigente político, sino de alguien fundamental en el crecimiento de la más importante universidad privada de México.
Aproveché el viaje y publiqué en El Norte, en mi espacio de columnista, una crónica de la despedida del Maquío. Sí, en 1989, hace 32 años, yo colaboraba con artículos de lunes a viernes en el periódico que más o menos un lustro después daría nacimiento a Reforma.
Dos de las hijas del Maquío Clouthier, Rebeca y Tatiana, desde que llegaron a estudiar al Tecnológico se comprometieron con las mejores causas ciudadanas en Monterrey. Las conocí como activistas en no pocos movimientos de gran relevancia.
Menciono algo de los antecedentes personales de la actual secretaria de Economía, sobre todo los que tienen que ver con el Tec de Monterrey, simple y sencillamente para expresar que su hechura es más regia que sinaloense.
Después de tantos años de vivir en la zona metropolitana de la Sultana del Norte —educada, casada y con hijos en la ciudad que muchos tanto queremos— la popular Tía Tatis se ve a sí misma tan regia como la que más.
Por su trayectoria y la de su familia, ella solo puede sentirse orgullosa de la cultura productiva de Monterrey: la del trabajo, el esfuerzo, el ahorro y la inversión que se manifiesta, sobre todo, en la lucha cotidiana de miles de pequeños y medianos empresarios que sin pedirle nada a nadie generan empleos y bienestar. Es la cultura económica que promueve y defiende el periódico El Norte; desde luego, Reforma también. Don Alejandro Junco no me dejará mentir.
Monterrey y el poder político
A Monterrey pocas veces le ha ido bien en la política y en sus relaciones con quienes se dedican a esta actividad. La ciudad ha tenido que pelear bastante para que los gobernantes no le impongan valores que los regios rechazamos, como los de la corrupción y, en no pocas ocasiones, los que niegan la relevancia de la libertad económica.
En Monterrey a Andrés Manuel López Obrador se le respeta y admira por honesto; ya hacía falta un presidente así. Pero se le cuestiona por ciertas actitudes, suyas y de su gabinete, absolutamente contrarias a la libre competencia. De ahí que se haya tomado como una excelente noticia la llegada a la Secretaría de Economía de una regia con raíces empresariales, educada en el Tecnológico y claramente defensora de los valores de la Sultana del Norte.
No será fácil el trabajo de Tatiana en un gobierno que combate la corrupción, sí, pero que en no pocas ocasiones confunde esa misión con entorpecer o no apoyar al sector productivo. Alfonso Romo dejó la 4T, mala noticia; él hizo lo que pudo, y fue bastante, para evitar que AMLO girara más a la izquierda. El presidente de México, consciente de que debe haber equilibrios, compensó la salida de Romo con la llegada de Tatiana al gabinete.
Pocas personas de Monterrey ha habido en la historia de los equipos presidenciales. Han estado ahí políticos profesionales deseosos de escalar posiciones en la estructura del gobierno, como Ildefonso Guajardo; pero también empresarios para nada interesados en el poder, como Fernando Canales Clariond, o el ya mencionado Poncho Romo. Ahora es el turno de Tatiana, mujer idealista que hará su mejor esfuerzo para que la 4T recorra el sendero que sí lleva a la generación de puestos de trabajo y más bienestar: el de apoyar a las empresas privadas, sobre todo las de menor tamaño.
El único plan posible y la perra brava del periodismo regio
Ayer Tatiana presentó un plan de reactivación económica. Dadas las circunstancias —con el dinero escaso porque debe usarse en el combate a la pandemia, sobre todo para comprar decenas de millones de vacunas, y en el contexto de un gabinete que en general entiende poco y mal el quehacer empresarial—, lo que la secretaria de Economía presentó fue el mejor plan posible. Será útil y pienso que todos deberíamos apoyarlo, ya que la opción era dejar las cosas como estaban en la dependencia: con nada medianamente eficaz para empujar a las personas que sí producen y crean empleos arriesgando sus propios recursos.
¿Cómo recibió El Norte – Reforma el plan de reactivación de la regia secretaria? Con burlas y descalificaciones en sus columnas Templo Mayor y la de M.A. Kiavelo. Sus redactores llegaron al extremo de atribuirle actitudes machistas a la titular de Economía porque Tatiana a una subsecretaria la llamaba por su nombre de pila en la presentación del plan, mientras que se refería a otro funcionario por el título de “doctor”.
¿No se les ocurrió pensar a quienes escriben las columnas de El Norte y Reforma que, seguramente, Tatiana tiene una relación más personal y de confianza con la subsecretaria y que al otro lo conoce poco y, por lo tanto, le da un trato distinto? La explicación más sencilla suele ser la verdadera, dice la navaja de Ockham. En este caso evidentemente no se trata de una situación de feminismo o machismo, sino simple y sencillamente de cercanía en el trato con una persona y de una relación personal más lejana con el otro. ¿No leyó la directora editorial de El Norte, Martha Treviño, lo que escribió el jefe del área en Reforma, Juan Pardinas, este sí, por cierto, con antecedentes en los movimientos conservadores más retrógradas, los que menos han apoyado la causa de las mujeres?
Otra actitud
Conozco a personas del sector empresarial que se han acercado a la secretaria de Economía para tratar sus asuntos o sus problemas. Han encontrado en Tatiana Clouthier una nueva actitud, más comprensiva. No le resultará fácil a la hija de Maquío vencer las necedades antiempresariales de algunos hombres poderosos en la 4T, pero ella es dura, no se deja y dará la pelea por lo que considera es lo correcto.